Histórico
28 mayo 2011Jose David López

European version of Manchester United

Vence pero no engancha. Es uno de los equipos más sólidos de la temporada pero no acaba de ganarse el respeto europeo (abonado a los dos gigantes españoles) esta campaña. Sólo ha perdido cuatro partidos (dos de ellos dejandose llevar en el final de Premier) en el que muchos consideran como campeonato más complicado de Europa y, aún así, las dudas sobre el Manchester United no consolidan su status histórico. Nunca perderá su clima envidiable sobre el tapete de Old Trafford pero, desde hace unos años, su versión continental recela de brillantez o virtuosismo. Amigo del pragmatismo cuando sale de su entorno, Alex Ferguson reestructuró ideas y trastocó la mentalidad de su colectivo, creando una maquinaria mucho más eficaz que antaño. El objetivo era uno, ganar en competitividad.

“Recibimos muchas críticas este año. Dicen que no tenemos el mismo juego que antes pero seguimos manteniendo resultados y este equipo tiene una capacidad de determinación y trabajo que pocos pueden igualar. No se rinden nunca”, dijo Alex Ferguson esta semana respecto a las muchas críticas que el Manchester United recoge diariamente. El técnico escocés, en su perenne estacionamiento en Old Trafford, no sólo ha levantado títulos, sino que ha ido reformando el ADN de su club, regenerando positivamente aspectos erróneos de otras épocas y transformándolos en aspectos determinantes para mejorar en rendimiento global. Es decir, limitar el porcentaje de fallos que en épocas pasadas, le hicieron ser un espectador continental y no un candidato real.

Una simple mirada al palmarés del United, sirve para sorprenderse de las tres únicas coronas europeas que posee. Siendo una de ellas a finales de los 90 (contra el Bayern en 1999) y la posterior casi una década después (contra Chelsea 2008), Ferguson cree que la historia, liturgia y peso institucional de los de Old Trafford en el fútbol mundial, merecería mejor premio. Para ello, con toda una vida mancuniana a sus pies, ha tenido tiempo de analizar los problemas de anteriores etapas. El United enamoraba con su velocidad ofensiva, con la calidad técnica de jugadores emblemáticos y con sistemas de juego que alimentaban el amor a sus colores, a su patrón y a sus costumbres. Nadie puede dudar que, por volumen global, la historia ha sido rácana con sus premios continentales y, por ello, Ferguson decidió moldear la figura y formar una plantilla con mayor capacidad competitiva.

En su primer título de campeón de Europa, allá por 1968, el Manchester United se impuso en la final al Benfica. El club se había renovado en una década tras perder todo su proyecto en el accidente de Múnich, algo que habla muy bien de su superación, constancia y trabajo. Pero el patrón de aquella generación post-caos, fue un mayor grado de concentración y esfuerzo que el resto. El equipo de Matt Busby no logró ganar ningún partido fuera de casa, lo que reflejaba su estilo conservador y contraatacante lejos de Old Trafford aunque, cuando tocó dar un ‘extra’ en aquella prórroga, aparecieron los talentosos Bobby Charlton, George Best y Brian Kidd. Su factor diferencial.

En el Camp Nou, en esa final inolvidable ante el Bayern de Múnich en 1999, la situación había cambiado. Era el United más espectacular, el más ofensivo y el que mejores sensaciones había trasmitido en las fases previas. Su estilo alegre ofensivamente y sus excesivas ambiciones, ya le habían jugado malas pasadas poco antes pero aquella noche milagrosa, sólo su determinación, confianza y motivación, obraron la heroica. David Beckham, Ryan Giggs, Teddy Sheringham,  Ole Gunnar Solksjaer, Dwight Yorke o Andy Cole, son los mitos más recordados. Todos ellos, jugadores de ataque, un claro denominador común.

El último reinado continental del Manchester United llegó hace apenas tres años, en 2008. Suficiente tiempo transcurrido entre títulos como para completar el recambio ideológico en los conceptos de juego de un club que tenía que aprovechar mucho mejor sus cualidades. Fue la mejor campaña del gran Cristiano Ronaldo pero no por ello Ferguson dilapidó sus opciones en estadios como el Camp Nou (se atizó el planteamiento del escocés), con unas semifinales para la historia donde muchos observaron por primera vez esa renovación en sus doctrinas primarias. ¿Tirar por la borda un año por un partido o jugártela ante tu público? Se adelantó ya en la final, sucumbió al mayor físico del Chelsea y acabó llevándose la final en penaltis tras el ‘famoso’ resbalón de Terry.

Tres títulos, tres momentos históricos en la larga trayectoria continental de un gigante que ha necesitado décadas para reformar su ideología de raíz, la que tantos triunfos dejó a un lado y la que tantas alegrías otorgó a sus fieles. No culpen a Ferguson, el fútbol es cruel, desalmado e injusto. Hay que combatir esos males en pro del éxito y la única receta es competitividad y resultados.

Síguenos también desde TwitterFacebook

Contacta con El Enganche




Nuestras redes sociales

 

Contacta con nosotros

Puedes ponerte en contacto con El Enganche a través de este formulario.

Envíanos tus consejos, dudas, quejas o sugerencias para ayudarnos a mejorar. Rellena el formulario y haznos llegar tu mensaje. #yosoyenganche