Histórico
18 mayo 2011Santi Retortillo

Braga: Domingos tiene la fórmula

Llegan a Dublín envueltos todavía en la nube que supuso remontar junto a su público el 2-1 que sacó el Benfica del Estadio da Luz. No eran favoritos, como en otras tantas eliminatorias anteriores, pero el Sporting Clube de Braga, nombre completo de los Guerreros del Miño, se ha plantado en la final de la Europa League con calma, cautela y sabiendo cuáles son sus armas para tratar de derrocar al mejor club luso de momento. Pasaron por la Champions League tras dejar en la cuneta a Celtic y Sevilla. En la fase de grupos no se clasificaron por caer en casa ante el Shakhtar. Pese a ello sacaron nueve puntos y fueron de rebote a la Europa League.

Pese a su juventud, 42 años, Domingos Paciência es un técnico metódico y se adapta al rival que tiene enfrente. Desde un 4-3-3 que siempre es atractivo al 4-2-3-1 que suele significar el esquema ideal para el Braga. Si André Villas-Boas es una referencia en los banquillos, por títulos y precocidad, el de Leça de Palmeira no quiere quedarse atrás. Busca su primer trofeo como entrenador con un conjunto que nadie esperaba que fuese a alcanzar semejantes cotas. Supo jugarle al Sevilla, Celtic, Partizan, Arsenal (estos cuatro en Champions), Lech Poznan, Liverpool, Dinamo de Kiev (aunque pasó con dos empates) y Benfica. Sin duda, una nómina de escuadras de altura que no supieron derrocar a Paciência.

En su presentación en 2009, Domingos transmitió un mensaje ambicioso, pero sin lanzar las campanas al vuelo. Se marcó la cuarta, o quinta, plaza en la Liga Sagres. Básicamente su aspiración era pasear al Braga por Europa. Lo consiguió y de forma holgada. Sacó 30 puntos al Guimaraes (sexto) y se quedó únicamente a cinco puntos del Benfica. El Oporto, su rival de hoy en la final de la Europa League, no le pudo superar y se tuvo que conformar con la tercera plaza (tres puntos por detrás). El premio sirvió para que la afición reconociese el trabajo de este luchador que comenzó su periplo como míster en los juveniles del Oporto, previo paso a dirigir al filial de los Dragones.

Posteriormente, y ya en primeros equipos, Paciência dirigió al Uniao Leiria y al Académica de Coimbra antes de recalar en junio de 2009 en el Braga. Hace ocho días, uno de los directores de orquesta de nuevo cuño ya dejó claro que tras la disputa de la final de la Europa League no seguirá al mando de Los Arsenalistas. A Domingos, antes de que se enfrente al partido más importante de su vida, ya le colocan en el banquillo del Sporting Clube de Portugal. Los lisboetas, todavía consternados por las controvertidas elecciones a la presidencia que vivieron, han visto en el exjugador del Tenerife sería la imagen perfecta para afrontar una campaña 2011/2012 en la que quieren volver a toserle a Oporto y Benfica.

Las últimas previsiones parece que el Braga volverá a salir con ese 4-2-3-1 que tantos éxitos le está dando. La referencia será Meyong Zé, Alan y Lima en los costados y esa tripleta en la medular con Hugo Viana, Custodio y Vandinho. Atrás, lo de siempre. Se conocen, están rayando a gran nivel y los clubes europeos ya se fijan en varios de estos trabajadores de la estrategia de Domingos Paciência. Artur, exportero de la Roma, y la línea de cuatro formada por Miguel Garcia, el peruano Alberto Rodríguez, Paulao y Silvio, deseado por el Atlético de Madrid.

En el recuerdo están las dos derrotas del Braga en la Liga Sagres frente al Oporto, desde las que la cenicienta de esta final deberá trabajar. La historia también está del lado de los bicampeones europeos, que ya acumulan dos finales coperas en las que se deshicieron de los Guerreros del Miño. La última fue en 1998, una temporada antes de que Paciência volviese a los Dragones tras su paso por la Liga. En unas horas saltarán al césped del Aviva Stadium de Dublin dos conjuntos lusos con objetivos diferentes. El Oporto tiene ante sí la oportunidad de hacer historia y asestar un golpe definitivo en el Viejo Continente.

Enfrente, Domingos mantiene la calma, como siempre, impertérrito ante los Hulk, Falcao y compañía. Tampoco le hace titubear ese fichaje que se da por hecho para el banquillo lisboeta. Él sólo tiene en mente una misión: llevar al Braga a lo más alto antes de emprender una nueva aventura. Jugó en el Oporto, entrenó a sus categorías inferiores e incluso conoce perfectamente a Pinto da Costa. En esta partida de ajedrez jugará con menos alfiles, quizás no tenga un rey todopoderoso, pero su ejército de peones no le ha fallado en dos años. Tiene una fórmula y quiere repetirla en su último, y más importante, partido en el Sporting Clube de Braga.

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