Histórico
1 noviembre 2010Francisco Ortí

Barcelona, Real Madrid y la ilusión perdida

Me lo auguraron cien veces, lo leí otras tantas y la mayoría de expertos coincidían en ello, pero yo no lo quería creer. Como un niño que tiene fe ciega en Santa Claus, los Reyes Magos o en cualquiera que pertenezca a la larga serie de generosos personajes imaginarios me negaba a aceptar que la Liga era sólo cosa de dos. Sin embargo, este fin de semana la realidad me ha golpeado con fuerza, arrebatándome las esperanzas de que un tercero fuese capaz de discutir el duopolio en el que Real Madrid y el Barcelona han convertido el fútbol español.

Cuando arrancó la temporada cuatro equipos partian como candidatos a presentar batalla contra los poderosos. Atlético de Madrid, Sevilla, Valencia y Villarreal eran los únicos que reunían los condiciones necesarias para aguantar el tirón de Real Madrid y Barcelona si los astros se alineaban y la estadística se despistaba para favorecer a los débiles. Todo ha quedado en una mera ilusión después de nueve jornadas disputadas y poco a poco cada equipo ha ido descolgando su vagón del tren de aspirantes al título.

El Sevilla fue el primero en descarrilar. Desde la pasada temporada se desconfiaba en Antonio Álvarez y por primera vez en muchos años el proyecto de Monchi no invitaba a soñar. La derrota en la previa de la Liga de Campeones contra el Braga y el mal arranque liguero sentenciaron al técnico de la cantera y en su lugar entró Gregorio Manzano, quien todavía no ha conseguido dotar de identidad al equipo hispalense. Su abultada derrota en el Camp Nou confirma que su mayor aspiración será entrar entre los cuatro primeros.

Tampoco aguantó mucho más el tirón de los grandes el Atlético de Madrid. La épica victoria en la Supercopa de Europa contra el Inter de Milán y la euforia mediática que le acompaña animaban a pensar que por fin el conjunto rojiblanco sería un equipo serio capaz de plantar cara a Barcelona y Real Madrid. Su paso por la Liga descartó tal supuesto. Los de Quique Sánchez Flores continúan anclados a una irregularidad genética que les impide ganar en casa partidos fáciles como el de este domingo contra el Almería. Y la próxima jornada visitan el Santiago Bernabéu…

El Valencia, por su parte, ha seguido el camino inverso a Sevilla y Atlético, pero llegando al mismo punto. La ilusión ché no se generó en verano, si no con la competición ya arrancada. Después de un mes de agosto pesimista por la fuga de las grandes estrellas la Liga mostró a un Valencia autoritario que se instaló en lo más alto de la clasificación. Así, los ché pasaron de ser señalados por sus deudas a portar la etiqueta de candidato al título, pero sus esperanzas se rompieron con su visita al Camp Nou. Después de perder contra el Barcelona los ché han caído en picado y como reconoce su técnico han “perdido la confianza como equipo”.

El único que puede mantener un mínimo resquicio de ilusión es el Villarreal. El Submarino Amarillo forma un conjunto armónico y con buen gusto a la hora de mover el balón. Borja Valero, Santi Cazorla, Nilmar y Bruno Soriano están en estado de gracia y su aparente único defecto es la ausencia de recambios de calidad. Pese a todo, los amarillos están a tres puntos del líder y mantienen sus esperanzas intactas, aunque también es cierto que todavía no se han cruzado con Barcelona ni Real Madrid esta temporada.

Todo esto me ha hecho abrir los ojos. Esta temporada será imposible que alguien logre arrebatarle el título de campeón al Real Madrid o al Barcelona, pero no por ello pierdo el interés por la Liga BBVA ni mucho menos. Lo bueno del fútbol es que aunque haya dos titanes muy poderosos sólo uno puede acabar con vida. En la realidad futbolística española David no sale victorioso, pero en el último fin de semana (?) de noviembre tendremos una pelea entre Goliats más interesante que nunca.

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