Histórico
20 octubre 2010Francisco Ortí

Weir: Defensa veterano, goleador novato

El fútbol en Estados Unidos ha disfrutado de una evolución mayúscula en las últimas décadas, abandonando el calificativo de deporte marginal para convertirse en un entretenimiento de masas. Desde los tiempos iconoclastas de los New York Cosmos, pasando por la emblemática época freaky de Alexi Lalas y la selección del Mundial 1994, el soccer estadounidense ha construido una selección -liderada por Landon Donovan– que ha sentado las bases del éxito y sirve como guía para futuras generaciones. Por fin en Estados Unidos el fútbol puede ser sinónimo de victoria.

Y a ello han contribuido los futbolistas pioneros que emigraron a Estados Unidos para expandir el fútbol -al mismo tiempo que engordaban sus cuentas bancarias. En ese selecto grupo se encuentran campeones del mundo como Pelé o Carlos Alberto, un Balón de Oro como Franz Beckenbauer o el tres veces campeón de Europa Johan Neeskens. Todos ellos se aventuraron a inyectar el fútbol en el país de las oportunidades durante la década de los setenta. También hizo su contribución a la causa, aunque de manera más anónima, el veterano central del Rangers David Weir.

En 1986 Estados Unidos vivía a caballo entre dos escándalos sucedidos bajo la administración del presidente Ronald Reagan. La venta de armas al gobierno de Irán y el accidente del transbordador espacial Challenger copaban la actualidad estadounidense. Ajeno a todo ello, un joven estudiante, de apenas 16 años, desembarcaba en la ciudad de Evansville (Indiana) para convertirse en estudiante de Universidad de Evansville. Weir, escocés de nacimiento, nunca  había pensado en mudarse a Estados Unidos, pero le vieron jugar durante un festival de escuelas en Grantham y le ofreció una beca que no pudo rechazar.

Desde pequeño David Weir mostró destreza como jugador de fútbol. En su Falkirk natal había destacado como central, pero en Evansville las cosas eran muy diferentes. El escocés era muy superior al resto de sus compañeros de equipo y dejaron rezagado en la defensa era desperdiciar a su mejor hombre, así que pasó a convertirse en el delantero centro del equipo de su universidad, liderando a las otras estrellas del vestuario, Robert Paterson y Scott Cannon, quien llegó ser dos veces all star en la United Soccer League.

Su rendimiento fue extraordinario y en 1990, su último año allí logró anotar 28 goles en 27 partidos. Esa temporada fue incluido en el once ideal de las competiciones universidades. Una alineación en la que también figuraban nombres de quienes se convertirían durante los años siguientes en ilustres del soccer como el portero Kasey Keller, por la Universidad de Portland, o el defensa Jeff Agoos, quien estudiaba en la de Virginia.

Tras su éxito norteamericano, Weir regresó a Escocia, donde desarrolló una productiva carrera conocida por todos, de nuevo como central. Del Falkirk pasó al Heart of Midlothian, y de allí al Everton, donde se convirtió en un fijo para el técnico escocés David Moyes, y también para la selección de Escocia. Actualmente, es uno de los jugadores con más internacionalidades de la Tartan Army y es el líder del Rangers, próximo rival del Valencia en la Liga de Campeones. Y todo ello con tan sólo 40 años recién cumplidos, pero la edad no es más que un rasgo menor de un hombre que se ha puesto al límite durante toda su vida. Como él mismo afirma: “Al final del día tienes que escucharte a ti mismo y a tu propio cuerpo. No hay mejor juez que ese“.

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