La victoria de España en el Mundial 2010 ha sido repartida con todos los jugadores y entrenadores que han defendido en algún momento los rojos colores de la Selección. Con ese espíritu, en el Enganche recuperamos Doctrinas Españolas, repasando uno por uno todos los técnicos que se han sentado en el banquillo de La Roja.
Tras el cese en el cargo de Domingo Balmanya la FEF trabajó en la búsqueda de un seleccionador capaz de afrontar con prestancia y sapiencia la clasificación de la selección española para el Mundial de México de 1970. El elegido en junio de 1968 fue el Dr. Eduardo Toba Muiños, que estudió la carrera de Medicina en Santiago y Madrid, y se especializó en Traumatología, Ortopedia y Rehabilitación.
Hombre ligado al deporte desde muy joven, -fue campeón de España de triple salto y de 110 metros vallas- llegó al cargo tras haber tenido una destacada intervención como seleccionador nacional de juveniles. A ello había que sumar un aceptable bagaje técnico, pues dirigió al Deportivo, Oviedo y Córdoba entre otros equipos. Fue preparador físico en otras etapas de su vida. En este último apartado fue pionero en España en la aplicación de nuevas técnicas al fútbol. También entrenó a la selección de Costa Rica y al Sport Herediano.
Cargado de ilusiones quiso afrontar esta etapa al frente de la roja arrancando con un importante amistoso que serviría como piedra de toque para el equipo nacional. El rival elegido fue Francia y el Dr. Toba se tomó las cosas muy en serio.
En aquel primer test España estuvo gris en la primera mitad pero en la segunda jugó a muy buen nivel. La línea ofensiva compuesta por Luis, Amancio y Ufarte, apoyada en la media por Zabalza, Pirri y Marcial, jugó a gran altura y fue vital en la remontada. España le endosó un claro 1-3 al conjunto francés de los Carnus, Bosquier, Blanchet, Beretta y compañía. Fue un ensayo positivo de cara al primer encuentro de la fase previa que se disputaría en Belgrado ante la extinta Yugoslavia. El grupo en el que quedó encuadrado el seleccionado español fue el compuesto por Yugoslavia, Bélgica y Finlandia.
El encuentro disputado en el Estadio del Estrella Roja estuvo marcado por la sensacional actuación de los tres puntas del conjunto español en los primeros compases del partido. Luis, Amancio y Ufarte brillaron y trajeron en jaque a la defensa yugoslava pero una lesión muscular de Luis trastocó todos los planes del seleccionador – que con anterioridad había tenido que cambiar también a Marcial por lesión-. A partir de ese momento España acusó de forma sensible y en el apartado ofensivo la ausencia del futbolista colchonero. Toba además optó por asegurar el empate en lugar de arriesgar en el apartado ofensivo, por lo que al término del partido se tuvo la sensación de que en lugar de haber conseguido un punto se había perdido la oportunidad de conseguir la victoria.
La prensa atacó duramente al seleccionador pero la fase previa no había hecho más que comenzar por lo que aún había tiempo para hacer bueno aquel empate en Belgrado. De esta forma se afrontó el partido ante Bélgica, una selección que a priori no contaba para nada pero que acabó dando la campanada.
El encuentro disputado en Madrid, en el Estadio Santiago Bernabéu, el 12 de diciembre de 1968. Ante los muchachos de Goethals el Dr.Toba puso en liza un once que despertó la censura y crítica de la prensa especializada. La concurrida media española estuvo formada por Pirri, Germán, Claramunt, y Grosso, mientras que Goethals -consciente de ello- optó por pelear la partida en el centro del campo, colocando también un gran número de medios y cerrando su defensa para buscar de forma clara el empate a cero.
Para colmo a los dos minutos de juego el partido se les puso de cara gracias a un gol de Devrindt. A partir de aquí el juego favoreció a los intereses del cuadro belga, a la muralla infranqueable que plantó Goethals, que recurrió al juego duro para frenar al conjunto dirigido por Toba. Una selección española que tan solo pudo superar en una ocasión el entramado táctico belga gracias a un gol de Gárate, que propició un empate que se antojaba insuficiente para afrontar con serenidad el siguiente y trascendental partido a disputar dos meses después en Lieja.
La prensa volvió a atacar con dureza al seleccionador, que vivió en un tenso ambiente aquellos dos meses que trascurrieron hasta aquel fatídico 23 de febrero de 1969.
A primera hora de la tarde España se jugó la clasificación en un caldeadísimo ambiente montado por Goethals y ante un equipo que con la complacencia del colegiado danés Sorensen recurrió nuevamente al juego violento para neutralizar al equipo español.
Además Toba no decidió la formación española hasta última hora y quizás se volvió a caer en un error similar al del partido anterior. Volvió a apostar por una pareja atacante aunque en esta ocasión compuesta por Amancio y Vavá, nutriendo al equipo con una numerosa presencia de jugadores la media.
En todo caso la clave del partido estuvo sin duda en la excesiva dureza con la que se empleó el conjunto de Goethals y en los dos goles del que sería nuestro verdugo en ambos partidos. El potente pero hábil ariete Devrindt, que noqueó a la selección española.
Retomando el hilo de juego y lo sucedido tras los goles de Devrindt quizás debería recurrir a un parte de guerra en lugar de una crónica para reflejar lo que realmente sucedió aquella tarde. El partido fue un escándalo de proporciones bíblicas, los dos goles de Devrindt abrieron paso a unos incidentes en los que los belgas agredieron a Velázquez en el suelo. Una acción tras la que Eladio se tomó la justicia por su mano e hizo entrar el encuentro en una dimensión nada positiva para los intereses españoles. Eladio y Gallego sufrieron agresiones, incluso por parte de la policía belga, y durante mucho tiempo ambos futbolistas se vieron imposibilitados a viajar a dicho país, porque pesaba sobre ellos una acusación de alteración de orden.
Pero según cuentan las crónicas los futbolistas españoles no hicieron otra cosa que defenderse de las agresiones sufridas. El partido la historia de una trama montada por Goethals que no tuvo vuelta atrás, la trampa en la que cayó España y la dejó fuera del Mundial de México 70. Todo ello en un día en el que quizás lo más positivo estuvo en el debut de Asensi, por aquel entonces joven interior del Elche y futura estrella del Barcelona. Precisamente a Asensi correspondió hacer el gol con el que la selección española acortó distancias pero que no sirvió para sobreponerse a semejante encerrona.
Una tarde negra para la historia de la selección la vivida en aquel Estadio de Sclessin, que supuso el virtual cese del Dr. Toba como seleccionador. El triste y último capítulo de una irregular etapa que vivió su punto y final a su regreso a Madrid, cuando Toba tuvo que dimitir tan solo cuatro encuentros después de haber asumido el cargo, consiguiendo tan solo una victoria ante Francia. La historia de un seleccionador que no tuvo fortuna, pagó caro sus errores, fue siempre a pie cambiado con la prensa y recibió duras críticas a la mayoría de sus decisiones técnicas.
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