Histórico
21 junio 2010Francisco Ortí

Zelaya, el águila que enmudeció a España

Silencio. No se escuchaba ni un alma. La ruidosa ciudad de Valencia había enmudecido. Mientras el estadio Luis Casanova se apagaba entre lágrimas, desilusión y sueños rotos; sobre el círculo central, resistiéndose a abandonar el césped, se recorta la silueta de la felicidad. Viste la camiseta de la selección española, pero no se trata de uno de los hombres de José Emilio Santamaría. Su porte le delata. Sonrisa eterna, torso echado hacia delante y pecho hinchado. “Todavía hoy, casi treinta años después continúo caminando igual“, reconoce.

Es Héctor Zelaya, apodado Pecho de Águila por su particular estilo de caminar, momentos después de convertirse en un mito del fútbol hondureño. Acababa de anotar el primer gol de la historia de  Honduras en un Mundial y sumar así el primer punto en la competición. Un tanto histórico que todavía hoy representa el mejor momento protagonizado por el fútbol catracho. En Honduras todavía me paran por la calle para felicitarme y preguntarme por aquel gol y aquel partido en España“, recuerda Zelaya, quien con su tanto aguó la fiesta a España en su debut como anfitrión en el Mundial de 1982.

Honduras viajó a España después de haber superado un hexágonal en la CONCACAF, dejando fuera del torneo a la México de Hugo Sánchez. El seleccionado hondureño, dirigido por Chelato Uclés, asumía el rol de cenicienta la que sería su primera participación de un Mundial y más después de conocer que debutarían ante España, la anfitriona. El 16 de junio de 1982, Honduras visitaba Valencia aspirando a evitar una goleada. España, que contaba con un plantel de alto nivel, con futbolistas de la talla de Quini, Gordillo o el malogrado Juanito, era la indiscutible favorita para apoderarse de la victoria. “España, contra la más fácil”, menospreciaban desde la altiva prensa nacional. Casi 50.000 aficionado se citaron en el Luis Casanova dispuestos a presenciar una exhibición de su Selección.

Nadie confiaba en una hombrada de Honduras. Nadie. Pero desde el comienzo algo falló en la Selección española. Ni siquiera mientras sonaba su himno España logró ordenarse. Separados, cada uno a una altura del terreno de juego, los jugadores españoles formaron una sorprendente línea irregular al mismo tiempo que intentaban disimular su vergüenza mostrando respeto por los compases patrios. El ridículo durante el himno tuvo su continuidad tras el pitido inicial. España arrancó dubitativa y a los siete minutos encajó el primer revés. Zelaya, quien en principio no iba a jugar por estar lesionado, protagonizó el mejor momento del fútbol hondureño.

Arrancó con fuerza desde la medular. Trazó una pared con Porfirio Betancourt. Luego tiró otra con Prudencio Norales y se plantó solo frente a Luis Arconada. “No pensé que enfrente tenía a Arconada cuando me quedé ante él. Simplemente chuté”. Y no falló. Zelaya definió a la perfección y adelantó por sorpresa a Honduras en el marcador. “A los españoles parecía que les daba igual, pero a partir del minuto 20 empezaron a ponerse nerviosos“, recuerda el central Jaime Villegas. España tardó en encajar el golpe y se lanzó a la desesperada a por el empate, pero sin suerte. Se estaba viendo superada. Los veo pasar y no puedo con ellos“, lamentaba Gordillo. Los españoles no encontraban el modo de superar la agerrida zaza hondureña hasta que le sonrió la ‘suerte’ del anfitrión. Un dudoso penalti señalado por el colegiado argentino Arturo Andrés Iturralde fue transformado por López Ufarte en el definitivo empate a uno.

El exceso de confianza fue un mal consejero para España, que se vio muy sorprendido por una selección hondureña que había preparado a conciencia el encuentro. “Cada jugador estaba instruido para no ser sorprendido por los españoles. Sabíamos que no podía conceder un metro de espacio porque por ahí podía venir el desastre“, explicó en la rueda de prensa posterior el seleccionador catracho. Honduras no pudo ganar, tampoco sumó una victoria en los siguientes partidos ante Yugoslavia e Irlanda del Norte, pero el Mundial de 1982 y ese gol de Pecho de Águila Zelaya se conviertieron en inolvidables para un país que  se dio a conocer en el universo futbolístico y varios de sus jugadores lograron contratos con clubes europeos.

En Sudáfrica, Honduras disfruta de su segunda presencia en una Copa del Mundo y, casualmente, vuelve a coincidir con España en la fase de grupos. Ambas volverán a verse las caras este lunes sobre el césped de Ellis Park en Johannesburgo. Todos dan a España como clara favorita, pero en una cafetería de Honduras un hombre que camina con el torso echado hacia delante y pecho hinchado recuerda que los milagros existen. Su sonrisa le delata. Sabe que en el fútbol todo puede suceder.

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