Histórico
14 junio 2010Jose David López

Italia, Montolivo y la creatividad azzurri

Hay millones de detalles que obligarían a cualquier habitante del mundo a viajar a Italia. Para los aquí presentes, la cultura que rodea a un país se refleja perfectamente en su fútbol, en su estilo y en las sensaciones que es capaz de transmitir, pues si una pintura es arte, un pase al hueco también lo es. Esta lectura optimista en cuanto al virtuosismo, la visión de juego y la genialidad de un líder talentoso, se incorporó al diccionario italiano el día en el que Carlo Ancelotti decidió alinear a un joven Andrea Pirlo como mediocentro creativo. El concepto táctico cambió, la idea de un ‘tre-quartista’ como organizador encontró acomodo en los pies del ingenioso mediocentro milanista y la Azzurri, necesitada de nuevas sensaciones, adoptó la original dinámica.

Pirlo se convirtió en el eje del Milan campeón de Europa, el cerebro de un esquema donde prima la inteligencia como camino lógico al gol y el líder de un movimiento renovador gestado en la cabeza de un técnico nacional con tintes emprendedores. El papel del mediocentro creativo, el mago, dentro de un suelo hostil y muy amigo de los valores defensivos como principio futbolístico, se revolucionó por completo. Pirlo pasó a ser arte y los equipos que deseaban crecer en torno al buen trato a la pelota, buscaron su director de orquesta. La Fiorentina, amigo eterno del fútbol aseado, apuntó, fichó y curtió a Ricardo Montolivo. Hoy, ese enganche reconvertido a mediocentro, tiene el test definitivo para suplantar a su mentor.

Curiosamente, el guión de la nueva Italia de Marcelo Lippi no responde al de la maestría de Pirlo ni a nada que se le parezca. La escasez de creadores, jugadores técnicos, extremos que desequilibren o talentosos zagueros que distribuyan con sentido la pelota, coloca a esta selección Azzurri como la más débil y la de mayor déficit inspirativo de los últimos tiempos. Uno tras otro, todos los jugadores cercanos a ese perfil, fueron cayendo de los planes hasta que, por obligación en forma de lesión, a Lippi se le cayó del plan hasta el mismísimo Andrea Pirlo. El zar italiano no estará en el estreno mundialista ante Paraguay por una distensión en la pantorrilla izquierda, lo que provoca que ese mando, ese papel, lo tome Montolivo (desechado a última hora en la pasada Eurocopa).

El jugador de la Fiorentina es el mediocentro que más cualidades comparte con su homólogo milanista. Es un ‘tre-quartista’ renovado para la causa a posiciones organizativas, tienen un buen disparo lejano, es el guante que imprime calidad en todas las jugadas a balón parado y ha aprendido de su compañero-compatriota en la distancia. Corta, por cierto, porque entre Flero (tierra donde nació Pirlo) y Caravaggio (tierra de genios donde lo hizo Montolivo), apenas hay 25 kilómetros.

Sobre el planteamiento de la Azzurri, Lippi colocará en torno a él a dos destructores con experiencia como De Rossi (con más llegada) y Gattuso (anunció su retirada tras el Mundial), esperando que, Di Natale, Iaquinta y Quagriarella, con sus movimientos y velocidad, puedan escudar su intelecto en pases de larga distancia o entre líneas. Un test definitivo para un clon aún en aprendizaje del gran revolucionario del fútbol italiano en los últimos tiempos. El arte se vende caro y en Italia sigue siendo escaso.

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