Histórico
25 mayo 2010Francisco Ortí

A España le crecen los extremos

El anuncio de una convocatoria antes de un gran acontecimiento futbolístico desencadena una cascada de opiniones, debates y polémicas. Todo el mundo rescata su seleccionador interior para valorar las posibilidades del combinado nacional de cara al torneo que está a punto de arrancar. Unos echan de menos a un jugador que no podía faltar. Otros, en cambio, consideran que un determinado futbolista está de más. Esa es la cantinela habitual durante los días previos a una Eurocopa o un Mundial. Esta vez, sin embargo, ha sido diferente.

Esta vez, toda España -al menos su gran mayoría- asiente con confianza ante la lista de 23 convocados por Vicente Del Bosque. La inolvidable victoria en la Eurocopa 2008 apagó el debate sobre la ausencia de Raúl, y, huérfanos de una polémica consistente, las discusiones de los días previos al anuncio de la convocatoria se centraron en si Víctor Valdés debía tener un hueco entre los elegidos para viajar a Sudáfrica o no. Los medios madrileños y catalanes entendieron la posibilidad de la presencia del portero barcelonista en el Mundial como una batalla personal y pusieron todas sus fuerzas en discutir sobre una cuestión menor como lo es la figura del tercer portero.

Finalmente, Del Bosque -presumiblemente aislado de cualquier debate mediático- citó a Víctor Valdés y la decisión acaparó los titulares de ambos bandos. Sin embargo, la convocatoria de España para el Mundial 2010 deja muchos otros detalles dignos de análisis y, desde luego, más decisivos que lo relativo a un puesto condenado a no disputar ningún minuto a lo  largo de la competición. Uno de los nombres que más sorpresa a causado por su silencio es el de Marcos Senna. El mediocentro hispano-brasileño fue clave en la consecución del trono europeo en Viena hace dos años, pero las constantes lesiones le han birlado el billete a Sudáfrica. Para una demarcación tan importante como la del mediocentro de contención, Del Bosque ha optado por dos jóvenes como Sergio Busquets y Javi Martínez.

Una apuesta arriesgada del seleccionador, que podría echar en falta la experiencia del jugador del Villarreal en duelos que requieran canas.  Así, Del Bosque muestra su gran confianza en un jugador como Busquets, curtido a patadas como escolta del Pep Team, pero que en Sudáfrica vivirá su reválida en la competición más importante del universo fútbol. Si el mediocentro del Barcelona no termina de convencer, el técnico salmantino podría otorgar la responsabilidad de anclar la medular a Xabi Alonso. Pese a que es no es la labor natural del donostiarra se ha acostumbrado en el Santiago Bernabéu a asumir un papel más cauto, colaborando asiduamente en la destrucción.

El otro gran ausente de la lista de Del Bosque es Daniel Güiza. Otrora héroe de los cuentos cortos que son los minutos finales de un partido decisivo, el delantero ha caído en el olvido de la lejanía. Su 18 goles con el Fenerbahce no se han gritado con la suficiente fuerza para que tengan eco en la península. Su puesto estará ocupado por Fernando Llorente, quien entra en la convocatoria con el cartel de “Plan B”. El espigado aportará los centímetros de los que carece la Roja y facilitará otra vía de ataque ante rivales que se encierren muy atrás. Su presencia en el once provocará un cambio en el guión de los encuentros de España, buscando más el juego aéreo.

Pero, en mi opinión, la novedad más llamativa en la convocatoria de España es la descarada apuesta por los extremos. Luis Aragonés se olvidó por completo de las bandas durante la estancia en Austria y Suiza. La idea era confiar en cuatro centrocampistas de toque, y los espacios en los laterales -más allá de las esporádicas aparaciones del ahora ausente Santi Cazorla- eran ocupados por David Villa o las subidas de Sergio Ramos o Joan Capdevila. Cambiar esto, o al menos encontrar una alternativa, ha sido la obsesión de Vicente del Bosque desde que asumió el cargo de seleccionador.

Primero citó a Albert Riera, luego a Diego Capel y también a Pablo Hernández. No le convencieron, pero no cambió de opinión. Sólo Juan Mata -pese a no ser un extremo al uso- se ajustó a las necesidades del técnico salmantino, y después llegó Jesús Navas. Ya recuperado de sus problemas de ansiedad, el sevillista se ha ganado la confianza de Vicente Del Bosque, quien no duda en reconocer las esperanzas que tiene depositadas en él. La nónima de extremos la completa el prolífico goleador Pedro Rodríguez, sorpresa en la convocatoria de 23 definitiva. Ellos tres, Mata, Navas y Pedro, tendrán la responsabilidad de revolucionar los partidos que se pongan cuesta arriba. La revolución de Del Bosque se gestará en los extremos.

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