Histórico
28 abril 2010Francisco Ortí

Los Milito, rivalidad fraternal

Al sur del Gran Buenos Aires, bañada por las aguas del Río de la Plata, se levanta la pequeña ciudad de Bernal. De tradición obrera y con poco más de 100.000 habitantes, este humilde barrio del partido de Quilmes se convertirá durante la noche de hoy miércoles en el epicentro del fútbol europeo. Dos de sus vástagos serán los protagonistas de uno de los partidos más importantes del año. Se enfrentan el Barcelona y el Inter de Milán. Se enfrentan Gabriel y Diego, los hermanos Milito.

Hace más de 20 años, los hermanos Milito pateaban la pelota día y noche sobre las calles de Bernal. “Mi madre decía: “¡Estudiar, estudiar!”. Y nosotros jugábamos noche y día“, confiesa sonriente Diego Milito, el mayor de los dos hermanos. Mirta y Jorge, los padres, tuvieron que convivir con protestas por ventanas rotas, causadas por las travesuras futbolisticas de sus hijos, y quejas de vecinos. Los mismos vecinos que  preparan una gran fiesta para esta noche poder seguir en directo el duelo entre dos berlaneses que cruzaron el charco para continuar hanciendo lo que más amaban.

Gabriel y Diego se verán las caras sobre el césped del Camp Nou con el objetivo de ganarse un puesto en la final de la Champions League. Sus padres tendrán el corazón dividido, aunque Gabriel le encuentra el lado positivo al enfrentamiento fraticida: “En todo caso, mis padres tendrán un hijo en Madrid el 22 de mayo“. Pese a ello, el duelo tendrá un sabor agridulce para Mirta y Jorge, y eso que tienen experiencia en enfrentamientos entre hermanos. Esta noche no será la primera vez que los Milito se transformen en enemigos durante 90 minutos. “El partido que más recuerdo es uno que jugamos en Argentina cuando nos enfrentamos en un derbi, y aún nos peleamos por ese partido. El árbitro tuvo que separarnos riéndose porque seguíamos gritándonos cosas terribles el uno al otro. En un partido tan importante, y actuando como niños, era como jugar en casa“, recuerda Diego.

Durante su infancia Gabi y Diego compartían camisetas. Ambos defendían el escudo de Viejo Bueno, un equipo de Quilmes en el que también jugó Sergio Agüero. Pero como paso previo para convertirse en profesionales eligieron caminos distintos. Diego decidió vestir los colores de su abuelo y recaló en el Racing de Avellaneda. Gabi, por el contrario, se decantó por el eterno rival y fichó por el Independiente de Avellaneda. El Clásico de Avellaneda es uno de los derbis más ardientes que se conocen, y más cuando sobre el césped coinciden dos hermanos.

Ese día llegó el 9 de marzo de 2003, en el estadio Lanús. Más de 20 representantes de la familia Milito poblaban la platea, pero pronto se vio que no sería una día tranquilo para ellos. A los quince minutos, Gabi cometió una falta sobre Juan Manuel Torres que Diego consideró digna de expulsión. Así que acudió raudo para pedirle al árbitro Horacio Elizondo la cartulina roja para su hermano. Lógicamente, esta actitud no sentó nada bien a Gabi. “No seas alcahueta, la c… de tu madre”, espetó el hermano menor. “¿Están locos estos dos?”, gritaba Jorge Milito desde la platea. Su mujer lo vivió todavía peor. “Lo viví muy nerviosa, muy nerviosa. Jamás sufrí tanto en un partido de los chicos“, explicó Mirta Milito poco después. “Me quería morir. Yo estaba en la platea con las novias de ambos y no sabía dónde meterme. Me puse nerviosa y me fui“, agregó la madre de los hermanos Milito, quien no pudo aguantar en la grada del estadio.

Ese fue el primer gran duelo de Gabi y Diego. Ya se habían enfrentado antes con las camisetas de Racing e Independiente, pero resultó un completo fracaso. El delantero se lesionó a los diez minutos, y poco después el defensa fue expulsado. Esta noche se volverán a enfrentar. La ausencia por sanción de Carles Puyol permitirá a Gabriel Milito ser titular en la defensa del Barcelona junto a un amigo en común de ambos, Gerard Piqué. “Si hasta su hermano le pega no voy a ser yo menos“, bromea el defensa catalán, quien coincidió con ambos en el Real Zaragoza. Durante la fase de grupos no pudieron enfrentarse por culpa de la lesión de Gabriel, y tampoco en el partido de ida, por lo que ambos hermanos esperaban este partido con gran ilusión. “En el campo, nuestra relación familiar deja de existir“, advierte Gabi. Sus padres, por su parte, no tienen favorito. “Nuestro sueño es ver a ambos con la albiceleste en el Mundial“. Esta nocha tendrá la oportunidad de demostrarle a Maradona que merecen el billete a Sudáfrica.

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