Histórico
13 abril 2010Francisco Ortí

La triunfal contradicción del Portsmouth

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El fútbol es prolífico en sentimientos. Glorias de noventa minutos, catástrofes inolvidables que desaparecen cuando acaba el día, gestas que pasan a la historia o derrotas que escuecen todavía más con el paso de los años. Durante la dilatada vida de un club de fútbol se recopilan centenares de capítulos con sensaciones enfrentadas. Los clubes británicos, siempre conservadores de su tradición, aman tanto sus momentos épicos como los trágicos, aunque no siempre es tan fácil diferenciar unos de otros. Hay un club aficionado a mezclar imágenes antónimas en su paleta de emociones. Ese club nació en la costa sur de Inglaterra, en el mismo lugar que Charles Dickens, y se hace llamar Portsmouth Football Club.

Como Oliver Twist, el personaje más querido de entre los creados por Charles Dickens, el Portsmouth es pobre pero sale adelante. El Pompey atraviesa graves problemas financieros y, a sus 110 años de vida, está viviendo una temporada muy dura. Los sureños se vieron obligados a desprenderse de sus jugadores más renombrados (Bent, Muntari, Crouch, Glen Johnson, …) para paliar las deudas, y aún así al club le cuesta pagar los sueldos de la plantilla. Hasta la FA ha aprobado medidas extraordinarias para ayudarle a paliar una deuda valorada en 130 millones de dólares.

La ansiada venta del club al multimillonario saudí Ali al Faraj en enero no tuvo el final esperado y el club entró en administración concursal, con Andrew Andronikou cómo cabeza visible. El administrador anunció una ingente cantidad de despedidos, hasta 85 empleados iban a ser despedidos. La situación llegó a ser tan crítica hasta el punto de que el técnico Avram Grant y sus jugadores pusieron dinero de su propio bolsillo para evitar los despidos de cuatro empleados del campo de entrenamiento. El gesto de plantilla tiene mayor mérito incluso por el hecho de que los jugadores tampoco estaban cobrando sus salarios y, desde luego, no pensaban en el Mundial y ni en el World Cup betting.

Los problemas económicos se trasladaron al terreno de juego en forma de sanción. El pasado 17 de marzo  The Blue Army -como es apodado por la tradición naval de la ciudad- fue sancionada con la retirada de nueve puntos. Fue un golpe del que el Portsmouth no ha conseguido recuperarse. Los peores augurios se culminaron el pasado sábado 10 de abril. La victoria del West Ham sobre el Sunderland enviaba al Portsmouth directamente a la Football League Championship (segunda divisiín inglesa). El club se veía obligado a decir adiós a la Premier League, pero no había tiempo para llorar.

Apenas 24 horas después de conocer la desgraciada noticia, el Pompey se veía las caras con el Tottenham en las semifinales de la FA Cup. Los sureños habían despositado grandes esperanzas en el torneo copero y confiaban en repetir la gesta de hace dos temporadas cuando vencieron al Cardiff en la final. El encuentro careció de goles y ambos equipos se vieron abocados a la prórroga. En el tiempo extra, el Portsmouth escribió uno de los episodios más épicos de su historia. Piquionne adelantó a los recién descendidos en el 99 y Boateng sentenció el partido desde el punto de penalti a los 117 minutos. El Portsmouth cumplía su sueño y lograba entrar en la final de la FA Cup. Justamente el mismo fin de semana que se confirmaba su descenso.

7t8bf00zNo es la primera vez que en la historia del Portsmouth se produce un capitulo similar. Durante la temporada 1926-27, el Pompey logró el ascenso a la entonces llamada First Division tras golear al Notts County por 9-1. El salto a la máxima categoría del fútbol inglés le vino grande a los sureños que sufrieron muchísimo para lograr la permanencia. La temporada 1928-29 tampoco fue mucho más cómoda. El Portsmouth se acostumbró a vivir en la zona baja de la clasificación y sufrir por cada punto en busca de la salvación.

El desalentador paisaje liguero tenía su versión antónima en la FA Cup. El Pompey mostraba su mejor cara en el torneo del KO y paso a paso avanzaba rondas. Eliminó al Charlton Athletic, luego al Bradford City, y en en la quinta ronda se cruzó con el Chelsea. Los londinenses fueron un rival duro de roer y tras empatar a uno en el primer asalto el Portsmouth tuvo que acudir al Replay para clasificarse. Luego vendría el West Ham United, al que también eliminaron y lograron el billete a la semifinal.

El paso previo antes de la final tendría lugar en Highbury. En el estadio londinense esparaba el Aston Villa. Fue un partido bronco, pero el Portsmouth volvió a salir victorioso y con un mínimo 1-0 logró clasificarse por primera vez en su historia para la final de la FA Cup. La historia no tuvo final feliz, y el Portsmouth perdió en la final ante el Bolton. Los goles de Butler y Blackmore sepultaron los sueños del Portsmouth. Pese a la derrota, el Pompey se enamoró de la competición y temporada tras temporada la FA Cup ha sido el escenario de sus momentos más felices.

El próximo 15 de mayo en Wembley, el Portsmouth tendrá la oportunidad de añadir un nuevo capítulo triunfal en su relación con la FA Cup. El Chelsea le espera en la final. Será una ocasión ideal para despedir la Premier League a lo grande, pero la hipotética victoria presenta una nueva contradicción de emociones al Pompey. Si ganan la copa tendrán que hacer frente a las primas.

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