Histórico
24 marzo 2010Jose David López

Hannover y el caos post-Enke

tributo-robert-enke

Señales con mensajes tales como “Por favor reconsidere” y “Por favor consulte a la policía antes de que usted decida morir” aparecen clavados en los arboles. El bosque Aokigahara, que rodea al Monte Fuji, es infame en todo Japón por ser el lugar al que se dirigen muchas personas cuando deciden tomar el último viaje de su vida. Aseguran en la zona que nadie sabe cuántos cuerpos quedan sin descubrir. Desgraciadamente, esa práctica no es exclusiva del país nipón sino que en Europa, países como Alemania viven un caos diario rodeado de tragedia hasta el punto de que cada 47 minutos un germano decide cortar por lo sano y esperar una vida mejor allá donde su alma le lleve. Entre esas 10.000 personas que se quitan la vida anualmente en el país teutón, algo que estadísticamente tiene mucho que ver con el clima, se encuentra Robert Enke.

El que fuera portero de la selección alemana y que en estos momentos prepararía la maleta rumbo a Sudáfrica, se suicidó el pasado 10 de noviembre tras arrojarse a un tren. 45.000 personas acudieron al funeral (el de mayor seguimiento desde el canciller Honrad Adenauer) de un personaje que padecía una grave depresión previa tras la muerte de su hija de sólo dos años. Totalmente estigmatizado, Enke despertó en Alemania una catarsis colectiva pues su vida, vista como la de un triunfador, estaba llena de tensiones propias de una grave enfermedad. Dejó mujer (aunque casi divorciado), amigos y muchos aficionados que lo adoraban pues en Hannover, al que él mismo citó como el club de su vida, era un dios. El ídolo irremplazable. Seis meses después, la vida sin Robert les lleva directamente al caos.

“Intenté darle esperanzas, perspectivas, decirle que el fútbol no lo es todo. Siempre estuve a su lado y pensé que gracias al amor podríamos superarlo”, explicó su esposa Teresa al día siguiente a su muerte. El AWD Arena perdió su icono, a su capitán, al jugador que mantenía el honor de la entidad a nivel nacional con sus participaciones en La Mannschaft y al que mayor rendimiento había dado al club desde su aterrizaje en 2004. El efecto repentino y devastador de su pérdida aún no se ha superado en Hannover. El equipo, que sumaba diez puntos en 8 jornadas hasta la muerte de su portero, ha sumado sólo 13 puntos más en las siguientes 18 jornadas (y eso que ha ganado dos en las últimas cuatro), con lo que su futuro en la Bundesliga corre peligro extremo ocupando actualmente puesto de descenso.

Tras la desastrosa noticia, el equipo no pudo reaccionar hasta el punto que cayó en la desidia absoluta perdiendo doce choques consecutivos. Su sustituto, el joven y valiente Fromlowitz, ha encajado nada menos que 42 goles desde entonces y vive en el eterno debate que duda de su capacidad respecto a la del que fuera su mentor. Pero no sólo él ha demostrado problemas de adaptación a la noticia, sino que el presidente, incapaz de mantener cordura y calma cuando el equipo necesitaba encontrar su confianza con la unión de todo el bloque, decidió actuar instintivamente. Jorg Schmadtke, director deportivo, cesó al técnico que atravesó esas dificultades, Andreas Bergmann, evidenciando precipitación y reflejando ahora, meses después lo erróneo de su postura. Cuando más solidaridad se reclamaba, el club no estuvo a la altura y cedió ante otro tipo de intereses.

La dura ‘papeleta’ llegó a manos de Mirko Slomka (ex técnico del Schalke), que ha fracasado bruscamente en su intento de reconstruir la confianza y organizar un equipo que olvide lo ocurrido y vuelva a creer en sí mismo. Se perdió la regularidad del once tipo, los cambios tácticos y de jugadores han sido constantes (así como las lesiones de jugadores claves como Hanke, Forssell o Lala) y los fichajes invernales, algunos con cierto caché (Koné, Elson o Durica), no han tenido la adaptación más recomendada dentro de este panorama tan desolador. Bayern, Schalke y Leverkusen, los tres candidatos al título, aún tienen que enfrentarse a los Die Roten, lo que exige una reacción de inmediato.

Ahora, la clínica Friederikenstift, situada cerca del AWD Arena y donde se trató el cadáver de Robert Enke, ha modificado las salas de parto (decorándolas con los colores del club y con fotos del que fuera portero de la entidad) para que cada niño que llegue al mundo allí, tenga un compromiso natural con el club. La entidad ve así una opción de ganar futuros aficionados en el mismo lugar donde perdió al mayor de sus ídolos. Enke se fue pero su rastro aún busca impulsar al Hannoverscher Sportverein von 1896. Ya no existe número uno.

Síguenos también desde Twitter y Facebook

Contacta con El Enganche




Nuestras redes sociales

 

Contacta con nosotros

Puedes ponerte en contacto con El Enganche a través de este formulario.

Envíanos tus consejos, dudas, quejas o sugerencias para ayudarnos a mejorar. Rellena el formulario y haznos llegar tu mensaje. #yosoyenganche