Histórico
12 marzo 2010José Mendoza

El Valladolid se condena

mendilibar

Cambiar de entrenador siempre es un riesgo. A veces sale bien, pero no siempre supone un revulsivo. En esta campaña hemos visto ejemplos de todo tipo. El Almería acertó con Lillo y el Atlético con Quique Flores. Otros casos son los de Garrido en el Villarreal, Portugal en el Racing o Gorosito en el Xerez, que han mejorado pero no en la medida de lo esperado. El Málaga, mientras, confió en López Muñiz y ha remontado el vuelo. El Tenerife, por contra, mantiene la fe en José Luis Oltra, que no termina de dar con la tecla. El Zaragoza es caso aparte, pues la llegada de José Aurelio Gay vino acompañada de fichajes decisivos en el mercado de invierno.

De los siete cambios de entrenador que ha habido en la Liga, hasta el momento, el peor parado, sin duda, es el Valladolid. Onésimo ha dirigido cinco partidos en los que el equipo sólo ha logrado dos puntos. Las sensaciones no son nada halagüeñas y este domingo le viene el Real Madrid.  Esta misma semana el capitán Marcos dio un toque de atención al resto de la plantilla, una auténtica rajada en la que puso en entredicho el compromiso de los jugadores.

“Hay jugadores que no son conscientes de las consecuencias de un descenso para este club. Eso es díficil de entrenar, o lo sientes, o no lo sientes. Soy partidario de dejar a un lado a los jugadores que no sepan lo que esto significa y, si me lo pide el club, hablaré de nombres concretos. Antes las cosas no salían porque no teníamos jugadores para jugar como quería Mendilibar y le echamos, porque está claro que a Mendilibar le echamos nosotros. Ahora llega Onésimo, que quiere más el balón, y tampoco. Debemos tener claro que la responsabilidad es totalmente nuestra”, aseguró el eterno capitán pucelano.

“El fútbol son ciclos y el mío ha terminado”, señaló Mendilibar el día de su despedida. Quizás se equivocaba. El vasco dejó al equipo a un punto del descenso y ahora está cinco por debajo. Mendilibar había completado tres años cumpliendo objetivos con muy pocos recursos. Sin apenas dinero y vendiendo cada verano a los mejores.

Tras ascender de forma holgada se mantuvo el bloque y se logró la permanencia con tres puntos de ventaja. Ese verano se vendió a Joseba Llorente, que había logrado 17 goles, así como a Rafa y a Sisi, que eran habituales en el once. Aún así, se volvió a lograr la permanencia, aunque con mucho más sufrimiento de lo previsto. Pese a estar en una zona muy cómoda a mitad de temporada, una nefasta racha le hizo salvarse por apenas un gol en la dramática última jornada. Y éste verano se marcharon Asenjo, Pedro León, Goitom (once goles) y García Calvo (retirado). Y este año, de los 16 refuerzos sólo Diego Costa destaca. Pese a ello, el equipo no había ocupado puestos de descenso. Mendilibar no tenía la culpa.

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