Histórico
23 febrero 2010Jose David López

Análisis Champions: Burdeos quiere lucir su momento

girondins-burdeos

Un proyecto trabajado desde base humilde, con el virtuosismo como obligación absoluta y un técnico joven referente ya por su estilo y concepto del fútbol moderno. Dicho así, bien podríamos estar citando cualquier elogio o descripción del FC Barcelona y Guardiola pero en Francia también tienen su propia versión del arte sobre el césped y esa la pone desde hace más de un año el Girondins de Burdeos del gran Laurent Blanc. El conjunto aquitano, verdugo de la dictadura del Olympique de Lyon en la Ligue 1, no sólo ha robado protagonismo a nivel nacional, sino que amenaza con llevar su éxito a Europa. La Champions no disfrutaba desde hacía mucho con un equipo que no representaba, en principio, una opción seria y que ha dejado atrás su etiqueta de revelación.

Los del Chaban-Delmas pusieron la primera piedra que les ha llevado al éxito hace dos años, la tarde en la que decidieron poner su proyecto deportivo en las manos adecuadas del técnico que está llamado a ser la gran esperanza del fútbol galo (sobre todo viendo su actual panorama con Raymond Domenech). Todas esas grandes sensaciones las exhibió a gran escala en la primera fase de grupos, donde se impuso contra pronóstico a ‘gigantes’ históricos como Bayern y Juventus. Fue el único equipo que ganó todo lo que jugó. No cedió ante sus primeros retos de máximo nivel sino que dio un paso adelante, confirmó lo esperado y se sobrepuso a la experiencia de sus rivales.

La receta, a base de trabajo y confianza en una plantilla con proyección, exige compromiso colectivo pero necesita fogonazos de calidad que rompan partidos grandes. Esa meta fue superada por Gourcuff, el gran crack del equipo, la magia, la creatividad, el talento puro y el líder carismático sobre el césped. El bretón no tuvo confianza en Milan pero bien rodeado y con la dosis justa de presión, ha sacado toda su capacidad en un momento en el que su club, además, le sirve como trampolín ideal para aspiraciones mayores. Es el enganche, el nexo ofensivo y el llegador por antonomasia y aunque personalmente creo que aún le falta un ‘extra’ en cuanto a regularidad y humildad (se excede en algunos partidos), es ya el referente esperanzador del equipo de moda en Europa. Por cierto, el Burdeos pidió descanso esta jornada a la Federación gala, algo que no hizo pese a tenerlo disponible el Lyon ante el Madrid.

A estas alturas nadie ignora que la movilidad y técnica de Chamahk en la delantera, las llegadas del carrilero zurdo más prometedor del continente, Tremoulinas, y la potencia destructiva y jerárquica de un creciente Alou Diarra son los tres comodines que un bloque compacto necesita para funcionar en cada una de las líneas. Diarra, por cierto, es baja y hará modificar los planes de Blanc, que confiará si nada cambia en el argentino Fernando. Quizás el punto débil está en la profundidad de banquillo porque a pesar de que Carrasso y Ciani fueron los fichajes de este verano para ganar en ese aspecto (dejando a Ramé y Enrique como suplentes e intentando mitigar la venta de Diawara), la plantilla puede quedarse corta. Blanc está encontrando pocos revulsivos pues cuando ha tenido que sacar adelante citas con los Cavenaghi (este año no encuentra regularidad), Bellion, Sané o Jussie, no ha obtenido la respuesta deseada (recuerdo una derrota horrible ante el St.Etienne). Pese a todo, es favorito por su estado de forma, porque además llega descansado y su proyecto está no sólo en ascenso, sino en pleno esplendor.

Esa palabra, proyecto, diseño, esquema a largo plazo, no la conocen en Atenas y menos aún en la ‘caldera’ que supone el banquillo del Olympiakos. El campeón griego, que en la última década ha tenido nada menos que 15 cambios de entrenador, llevó su desconfianza más allá cuando cesó a Timuri Ketsbaia apenas un día antes de que empezase su participación en la Champions League. Tras numerosos nombres se accedió a dar el timón a Zico, que fracasó igualmente en manos de la presión del presidente Socrates Kokalis, que lo cesó pese a marchar segundo en el campeonato tras caer tres semanas consecutivas. Su lugar, esperemos que hasta final de campaña, lo acabó ocupando el asistente del club, un Bozidar Bandovic que actúa como ‘marioneta’ para unos directivos incapaces de afrontar el ‘varapalo’. Y es que el Olympiakos, la acostumbrado a vencer año tras año sin problemas en la Super Liga, ha visto como este año nada parece encaminarse hacia la lógica y le han salido varios competidores (desde el secundario Panathinaikos hasta el increíble Paok).

Vienen de empatar ante el Ergotelis este sábado y pese a que será un momento histórico, pues completará su tercera participación en las rondas eliminatorias de la Champions, llega con cuantiosas dudas. La primera, valga la redundancia, llega en el once pues Dudu, mediocentro experto y ex internacional brasileño con mucho trabajo en la medular, será incógnita hasta el final. Otra de sus estrellas, Diogo, también se ha caído de la lista por rotura del bíceps femoral con lo que el ataque pierde a uno de sus mejores efectivos, a pesar de que su campaña ha descendido en registros respecto al pasado año.

El punto débil está en su defensa pues a excepción del siempre cumplidor Mellberg, un peligro en el juego aéreo, son lentos y aportan más dudas que alegrías al conjunto. Tampoco andan excesivamente sobrados en ataque, donde la aparición del potente Mitroglou les aporta alternativas a la vitalidad sin mucho acierto de Lua Lua y Derbyshire. Lo mejor del campeón griego es su línea de llegadotes, sobre todo con la apuesta por Dátolo tras no triunfar en Nápoles y el siempre interesante carácter ganador de Maresca. Parece la ‘perita en dulce’ de estos octavos pero no hay que olvidar que su estado de forma en casa jugó un importante papel clave en la primera fase donde ganó los tres partidos (incluyendo al Arsenal) y encajando sólo un gol (cierto es que todos los levantó por una mínima ventaja). El Georguios Karaiskakis será más determinanteque nunca.

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