Sin avisar, un tal Iker Muniain surgió hace dos meses en el fútbol de élite. Con tan sólo 16 años, pocos conocían la existencia de la nueva perla de Lezama cuando, el pasado 30 de julio, se bautizó en la ida de la previa de la Europa League ante el Young Boys. La campaña pasada ni había debutado con el primer equipo. Es más, sus participaciones con el filial fueron muy reducidas (apenas jugó trece encuentros).
Muniain ha pasado del juvenil a Primera División en apenas unos meses. El salto es muy grande, pero su ilimitada calidad lo ha soportado. El ‘Bart Simpson’ del vestuario del Athletic tiene ya un curriculum privilegiado para su edad. Después de su debut en la ida ante el Young Boys, volvió a participar en la vuelta. Y se convirtió en el héroe de la eliminatoria al anotar el gol decisivo que dio a su equipo el pase a la Europa League.
Caparrós le ha gestionado con mimo, pero no le ha temblado el pulso a la hora de sacarle en momentos decisivos. Fue titular en la primera ronda de la Europa League ante el Tromsö y también en el debut liguero ante el Espanyol. Volvió a marcar ante el Austria de Viena, lo que le valió para ser presa de un férreo seguimiento ante el poderoso Werder Bremen, que no dudó en coserle a patadas.
Sus titularidades en Liga han sido frecuentes. Pese a ser delantero, que también se puede reconvertir a extremo, aún no se había estrenado en el campeonato doméstico. Era cuestión de tiempo que batiera el récord de precocidad goleadora en Primera. Lo consiguió este fin de semana, ante el Valladolid, superando en ese ránking a jugadores como Xisco Nadal, Bojan o Raúl.
Con este rápido desembarco en Primera, casi no ha dado tiempo en ser designado como promesa del fútbol español. Con los números de los que ya presume en su curriculum, Iker Muniain no representa el futuro del Athletic de Bilbao, sino el presente inmediato.