Histórico
10 septiembre 2009José Mendoza

El 4-3-3 apaga el debate

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Más de un año ha estado la Selección para rememorar la brillantez de la Eurocopa. En este tiempo se había apagado algo la euforia que dejó aquella gran victoria, sobre todo con el fracaso de la Confederaciones, pero tras estos dos encuentros la ilusión se ha restablecido. Con Vicente del Bosque en el banquillo, la Roja nunca había jugado tan bien como lo hizo ante Bélgica. Frente a Estonia fue diferente, pero el camino ya había sido trazado en el partido de Riazor.

El seleccionador por fin ha dado un paso adelante. La Roja seguía encallada en el debate 4-4-2 ó 4-5-1 que agotó a Luis Aragonés en los días previos y durante la disputa de la Eurocopa. “Con cinco centrocampistas, el equipo toca mejor, pero con Villa y Torres arriba, hay más pegada y más posibilidades de hacer gol”, eran los principales argumentos. En los momentos decisivos del torneo, la lesión de Villa facilitó a Aragonés una decisión, si bien el 4-4-2 fue siempre su primera opción.

Ahora Del Bosque ha alterado el sistema. El seleccionador ha conseguido respetar su idea de tocar lo menos posible lo que ya funciona. Un pequeño detalle que no altera el estilo, que hace aún más fluido el juego y que no debilita la pegada. En los dos últimos encuentros, Del Bosque ha encontrado por fin la manera de jugar con extremos, lo que tanto intentó en sus primeros encuentros alineando a Capel, Mata o Riera, pero sin herir de muerte el resto del sistema.

La respuesta ha estado en colocar a Silva y Villa de falsos extremos, a pie cambiado, y dejando a Fernando Torres como única referencia. Los dos jugadores del Valencia ensanchan así el campo, pero tienen total libertad para venirse al centro y lanzar poderosas diagonales en las que encaran la portería perfilados con su pierna buena. Así llegaron ante Bélgica cuatro de los cinco goles. Todos menos el último de Villa a pase de Cesc, que vino de una internada por el centro del centrocampista del Arsenal.

En el centro del campo quedaron Sergio Busquets como poste fijo, barriendo cualquier balón perdido y cediendo rápidamente la responsabilidad a Xabi Alonso y Xavi. El del Barça contaba con más libertad para incorporarse al ataque. Un permiso que será para Iniesta cuando vuelva, dejando así a Xabi Alonso, seguramente, en el banquillo. Este cambio táctico beneficia al de Fuentealbilla, que jugaría por el centro y no acostado en la derecha, como en la Eurocopa.

Así, el presumible once tipo del Mundial no sufrirá grandes cambios con respecto al de la Eurocopa del centro del campo para adelante. Al menos en cuanto a nombres, porque sí que varía en posiciones. Villa pasaría de la punta de ataque a la izquierda, Silva de la izquierda a la derecha e Iniesta de la derecha al centro. Una alternativa que descentraría a los rivales, obligados a estudiar todas y cada una de las opciones que maneja Del Bosque de hacerles daño.

Y en la defensa, el gran cambio será Piqué por Marchena, donde la Roja da un salto enorme, mientras que las dudas, a día de hoy, podrían estar en Puyol o Albiol, y en Busquets o Senna, dependiendo sobre todo del estado físico de éste último y de la evolución del catalán. Sea con los individuos que sea, lo que está claro es que Vicente del Bosque ha encontrado su propia receta.

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