Histórico
11 septiembre 2009Ariel Judas

Brasil es mejor

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El resultado del pasado sábado en el Gigante de Arroyito no solo ha servido para determinar la clasificación al Mundial 2010 de Brasil y, al mismo tiempo, poner en jaque el pase de Argentina al campeonato de Sudáfrica.La victoria a domicilio del cuadro de Dunga ha puesto en blanco sobre negro las grandes diferencias que existen entre uno y otro equipo, no solo a nivel de preparación táctica y estratégica, sino en cuanto a la calidad de sus respectivos integrantes.

A Mariano Andújar le falta mucho recorrido para poder llegar a ser considerado un portero más o menos comparable con Júlio César. Javier Zanetti -todo veteranía y prestigio- apenas puede ser tomado hoy en día como un tío lejano de Cicinho. Pupi camina por veredas que nada tienen que ver con las del barrio donde viven Maicon y Dani Alves.

Sebastián Domínguez y Nicolás Otamendi -especialmente este último- son jugadores muy solventes al nivel de la primera división argentina, de la que han resultado recientemente campeones defendiendo los colores de Vélez Sarsfield. Pero la mera comparación de estos dos centrales con los experimentados Lúcio y Juan (o Luisâo, para el caso lo mismo da) es poco menos que insultante. Esta es una de las demarcaciones en las que la Albiceleste ha dado más ventajas en su último partido.

Tras varios años en un alto nivel, la carrera de Gabriel Heinze como marcador izquierdo está en pleno declive. El empeño, la garra y el ascendiente que el Gringo tiene sobre sus compañeros es innegable, como también lo es que está a una gran distancia (por edad y por características físicas, entre otros factores) que los que puede ofrecer André Santos, quien parece que de a poco se está consolidando como titular en esa posición en el equipo de Dunga.

En la línea de volantes, a Maxi Rodríguez creo que se le puede achacar su falta de consistencia cuando viste la camiseta de la absoluta de su país. La Fiera es capaz de lo mejor (como el gol a México en los octavos de final del Mundial de Alemania) y de actuaciones muy deslucidas, como la de hace un par de días en su ciudad natal. Como casi todos sus compañeros de selección, él tiene un presente más o menos brillante en Europa, pero muchas veces está irreconocible cuando juega para su país. La contraparte de Maxi en Brasil es Elano, un futbolista bastante oscuro en cuanto a su talento, pero que siempre saca un plus, siempre rinde mejor cuando le toca representar a la Canarinha. Discute, muerde, aprieta, mete. No se le da mal lo de lanzar faltas… y a veces hasta consigue marcar y todo. Estoy seguro que a los hinchas argentinos les encantaría que Rodríguez se le comenzara a parecer un poco.

El doble pivote de los locales estuvo formado por Javier Mascherano y Juan Sebastián Verón. En otras palabras, uno de los mejores tres volantes centrales del fútbol europeo, y el alma mater del equipo ganador de la Copa Libertadores de América. El Gigante de Arroyito no vio el mejor partido de la vida del Jefecito, quien perdió la cabeza en varios momentos del encuentro y no se pareció en nada al gran jugador del Liverpool del que podemos disfrutar cada semana. Esto no suele pasar con Masche. Una mala noche la puede tener cualquiera, y a él se le puede perdonar casi todo.

Verón -en cambio- fue el único jugador albiceleste que se marchó aplaudido de la cancha de Rosario Central. La Brujita es uno de los pocos, si no el único, de los internacionales argentinos que ha demostrado en más de una ocasión ser dueño de la mística ganadora que hoy -parece- resulta tan difícil de conseguir. No fue un gran partido de su parte, pero el capitán de Estudiantes se vació en el terreno de juego. El platense quema sus últimos cartuchos a nivel internacional de la mejor manera que puede y sabe. Y se agradece. Si su país consigue la clasificación y su físico aguanta, el calvo se despedirá a lo grande en las canchas sudafricanas.

En esa misma franja del campo, el menú de Dunga nos ofrece a Felipe Melo y Gilberto Silva. El de la Juventus -cada vez mejor en su función de ser el termómetro del scratch- está próximo a entrar en el Olimpo de los volantes centrales. Como Mascherano, lo hace casi todo bien. Y parece haber encontrado en el veterano centrocampista del Panathinaikos a su compañero ideal en eso de trabajar en la contención en la Selección de Brasil. La pareja se conoció a principios de este año, su unión se consolidó en la Copa Confederaciones, y -si las lesiones no la rompen- será la dupla titular en poco menos de un año, en la Copa del Mundo de 2010. Tal vez en esta demarcación -dejando de lado lo que pasó en el último partido- es donde argentinos y brasileños estén más equilibrados, donde las diferencias entre unos y otros resulten menos notorias.

La Albiceleste ha jugado con un esquema táctico de 4-4-2. Sin enganche. El volante por la izquierda fue Jesús Dátolo, un futbolista a quien la posición y la responsabilidad le ha quedado grande, más allá del golazo que ha marcado. Los dos últimos mediocampistas que han jugado en su puesto –Daniel Montenegro y Juan Román Riquelme– superan ampliamente lo que pueda aportar el mediocampista del Napoli. Si Rolfi no califica porque juega en México y -además- se le achaca ser algo débil de caracter en los partidos importantes, y el jugador de Boca ha renunciado a la posibilidad de ser citado a la Selección, ¿es Dátolo la mejor opción disponible?. Aquí es otro punto donde la diferencia entre Argentina y Brasil ha sido abismal. Kaká juega a un juego diferente del que practica Dátolo, algo que es obvio y patente hasta para el menos agudo de los observadores. El madridista fue quirúrgico con sus pases, soportó perfectamente el juego de comparaciones con el que se le bombardeó antes del partido, y siempre da la sensación de ser capaz de poder ponerse a la Verdeamarelha al hombro si hiciera falta. De no haber estado lesionado, esa posición en el equipo de Diego Maradona hubiera sido para Jonás Gutiérrez, quien tampoco resiste comparación quien fuera elegido como el mejor futbolista del mundo en 2007.

Ya se… algunos me dirán que no es justo comparar a Dátolo o al Galgo con quien sin lugar a dudas es uno de los tres o cuatro mejores futbolistas del mundo. Que la medida de Kaká en Argentina solo puede ser Lionel Messi. Si bien no han jugado en el mismo sector del terreno de juego el pasado sábado, es posible intentar hacer una divisoria de aguas entre ambos cracks.

Tras imponerse dentro del terreno de juego y en el vestuario a Ronaldinho Gaúcho y los resabios de la vieja guardia en la Seleçâo, Kaká es el líder emocional y futbolístico de la pentacampeona del mundo. Al brasileño -independientemente de los resultados y de los compañeros que tenga sobre el terreno de juego- se le ve cómodo al mando del scratch. Leo Messi no está al mando emocional de Argentina. En el Barcelona el rosarino no es el responsable de esa función. Para eso están Carles Puyol y Xavi, e incluso personalidades como las de Gerard Piqué, Dani Alves o Sergio Busquets, quienes podrían tomar las riendas de la escuadra catalana en cualquier momento. En la Selección Argentina no existe ningún jugador con ese perfil y, pese a los pedidos públicos de Maradona, el Pulga no sabe / no contesta. Tal vez simplemente no esté interesado en ser el dueño de la Albiceleste, pero al 10 del Barça le pesa cada vez más esa responsabilidad que no desea o que le cuesta mucho aceptar.

En lo referente al juego, pasa algo similar. Messi está solo en el departamento creativo argentino. Y en el Barcelona cuenta con un permanente brainstorming, en el que permanentemente aportan soluciones Alves, Xavi, Iniesta, Henry y tal vez Ibrahimovic. Leo se cansó de encarar a los defensas brasileños en Rosario, una y otra vez, sin encontrar ni siquiera un socio temporario. Con el único que conectó -brevemente- fue con Diego Milito, que con su ingreso dejó patente que Argentina necesita desesperadamente una referencia en el área rival.

Messi es un descomunal jugador, pero aún está en deuda (y, reitero, seguramente no es enteramente su responsabilidad) con su país en compromisos relevantes. Kaká es parte de ese universo de grandes futbolistas al que pertenece el argentino, pero supera al rosarino en eso de poder brillar al máximo nivel con su Selección.

Luis Fabiano ha dejado claro desde hace rato que será el delantero centro de Brasil en el próximo Mundial. Los dos goles del sábado no hacen más que reforzar esa certeza. El atacante sevillista es mucho más que los puntas que ha usado de manera consistente Argentina desde el inicio de la gestión de Diego Maradona. ¿Podría un Lisandro López, un Diego Milito, o un Gonzalo Higuaín -si fuera convocado- igualar esa performance con la Albiceleste? Tal vez. Pero de momento las decisiones tácticas del seleccionador no nos han permitido comprobarlo. Carlos Tévez y Sergio Agüero -los habituales compañeros de Leo Messi en el ataque argentino- aún no han podido igualar lo que Luis Fabiano y el desequilibrante RobinhoCarlitos es letal en la Premiership, pero queda reducido a ser solo un abrasivo para sus rivales y sus compañeros de Selección. Que alguien me explique por qué, por favor. han venido consiguiendo desde 2007 con el equipo de su país.

Pero lo del Kun es más grave aún, porque es dueño de un talento mayor al del Apache. Tras ser relevado de su cargo como seleccionador, Alfio Basile disparó sobre los internacionales más jóvenes de Argentina, a quien -de una manera primitiva- acusó de estar más pendientes de los videojuegos que de sus instrucciones tácticas. No suelo coincidir demasiado con el Coco, pero Agüero siempre me dio la sensación de ser un chico bastante desconectado de la realidad. Algo indolente, ajeno a la noción de la profundidad o el peso que pueden tener ciertos estados o situaciones. El delantero del Atlético de Madrid parece en ciertas ocasiones pasar olímpicamente de la Selección Argentina. Sí, viaja desde España a Buenos Aires cuando se le convoca. Sí, entrena como los demás. Sí, a veces puede marcar algún gol. Pero nada más. Tan poca cosa es lo que transmite el ex delantero de Independiente a la afición de su país que en más de una ocasión he escuchado cosas como que solo es convocado a la Selección por ser el yerno del entrenador. A nivel de los dos o tres grandes nombres de los que puede presumir la Albiceleste, el caso de Agüero es en el que más patentes quedan marcadas las diferencias entre lo mucho que puede rendir en su equipo de liga y lo muy poco que hasta ahora le ha dado a la absoluta de su país.

Salvo en el caso de los dos volantes de contención, en el que ambos equipos parecen tener una igualdad de potencial, Brasil hoy es muy superior -línea por línea- a una Argentina que no solo no encuentra a sus mejores componentes, sino que no tiene idea de a qué ha jugado hasta ahora y a qué debería jugar para cambiar su actual estado pre-cuidados intensivos.

Para decepción de muchos -entre los que me incluyo- Diego Maradona está demostrando que el cargo de seleccionador le queda grande. Como terapia ocupacional su llegada al cuerpo técnico del equipo nacional puede estar funcionando adecuadamente. Pero el Diez eterno está fallando demasiado. Sus convocatorias tienen una lógica espasmódica. Equipara en méritos a alguien que destaca en la liga argentina con alguien que triunfa en un fútbol mucho más competitivo, como el europeo. Se ha encaprichado con la inclusión de algunos jugadores que no tienen el nivel suficientes para vestir la elástica albiceleste, e ignora la posibilidad de contar con algunos otros que serían indiscutibles con cualquier otros entrenador. Ha probado que no trabaja la preparación del partido en base a las debilidades y los puntos fuertes de sus rivales, de quienes parece desconocer aspectos elementales en muchos casos. Tampoco ha demostrado tener el temple necesario para saber pilotar en un temporal. La Argentina del Maradona-seleccionador da toda la sensación de ser incapaz de poder darle la vuelta a un resultado adverso cuando se juega un partido oficial. Y, lo que es más grave, ha entrado en una dinámica negativa a solo tres jornadas de finalizar las Eliminatorias en la CONMEBOL, lo que pone en serio riesgo la presencia del país en el próximo Mundial.

Argentina pierde en casi todos los casos cuando se le compara posición por posición con Brasil. Incluyendo a su seleccionador. Este es un estado que ya se presentía en el ambiente desde hace bastante tiempo, pero que la derrota del sábado no ha hecho más que refrendar. La Albiceleste, hasta que se demuestre lo contrario, ha dejado de ser rival para la Canarinha, quien va de cabeza lanzado hacia las instancias decisivas de Sudáfrica 2010.

Tras quedar eliminados del Mundial 2006, la selección de Brasil se ha reciclado. Ha matado a buena parte de lo que todos entendemos por jogo bonito, pero mantiene la mayor cuota de calidad de todo el espectro internacional, que se deja ver a pesar de algunas de las rigideces impuestas por su cuerpo técnico. Sus internacionales son mentalmente casi indestructibles, y saben estar dentro del terreno de juego, una cualidad que muchas veces no hicieron notar las anteriores versiones de la Verdeamarelha. Y -tal vez sea lo más importante de todo- sabe ganar, de una manera tan incontrastable que es un equipo que vuelve a infundir respeto con solo mencionar su nombre. Dunga lo ha hecho.

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