Histórico
25 agosto 2009Ariel Judas

La trinchera catódica III: Fútbol en abierto para casi todos

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Está a punto de terminar la primera jornada del Torneo Apertura 2009 de Argentina, el primer certamen que -tras muchos años, y tras el acuerdo entre la AFA y el gobierno nacional- no tiene a la empresa Torneos y Competencias como gestor monopólico de las imágenes del fútbol de la primera división de ese país.

Pese al rimbombante anuncio efectuado tanto por Julio Grondona y los dirigentes del fútbol como por los funcionarios de la administración Kirchner, los partidos de esta jornada inaugural no han sido transmitidos en su totalidad y en exclusiva por el estatal Canal 7, y tampoco la señal en abierto y gratuita ha llegado a todos los rincones del país.

En un engalanado centro de entrenamiento de Ezeiza, y con toda la pompa que el rancio gusto protocolario que la AFA puede producir, el jefe de la federación albiceleste anunció el inicio de “un nuevo orden en el fútbol argentino” y de una era en la que se llevará “gratis a todos lugares”. al tiempo que abogó por “un futuro lleno de esperanza y prosperidad”.

Con una solvencia oratoria mucho más elocuente, la Presidente Cristina Fernández de Kirchner explicó por qué el gobierno argentino había decidido ponerse del lado de los clubes en su disputa y ruptura con TyC. La mandataria señaló que su gabinete sentía “la obligación de garantizar a todos los argentinos el derecho al acceso a su deporte favorito”. Antes de prometer que con el dinero que el Estado recaude por la comercialización de las transmisiones de los partidos de la Primera División se financiará al  deporte olímpico argentino (una auténtica especie en extinción), Fernández de Kirchner aseguró que “el fútbol es un negocio extraordinario, (que) no necesita ser subsidiado”.

“No aclare, que oscurece”, habrán pensado los caciques de la Asociación del Fútbol Argentino al oir las palabras de la Presidente. Los 600 millones de pesos (más de 100 millones de euros) que el Estado ha puesto para adquirir los derechos de televisación de la máxima categoría no solo están muy por encima de lo que hasta ahora pagaban por ellos Torneos y Competencias y el Grupo Clarín, sino que superan también cualquier oferta que un operador privado (ESPN, GolTV, Fox Sports, o cualquier cadena de TV argentina) podría haber presentado. Como acertadamente señala Jorge Oviedo en un artículo publicado por el periódico La Nación esos 600 millones serán muy probablemente irrecuperables para las arcas públicas. El acuerdo entre TyC y la AFA estaba desfasado y -según todos los entendidos en la materia- necesitaba una actualización en términos económicos. Pero, al mismo tiempo, esos analistas admiten que el precio que la TV pública ha prometido pagar al fútbol argentino está absolutamente fuera de mercado.

Desde que el viernes por la tarde comenzara a disputarse esta jornada inaugural del Apertura lo que los televidentes argentinos han podido verificar es que no todos los partidos han sido transmitidos en exclusiva por el estatal Canal 7, sino que algunos encuentros se han visto por las pantallas de América y del Canal 9. Lo que también han podido constatar es que -en una lógica fase de ajuste y de estreno- las transmisiones han tenido algunos defectos técnicos y algunas narraciones resultaron anacrónicas.

Para los argentinos que viven en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores (donde se concentra la mayoría de la población del país), la promesa de fútbol gratis y en abierto se ha cumplido, se a través de la emisora pública o de alguna privada. Pero en la extensa geografía argentina esta situación no se repetirá con facilidad, especialmente en las poblaciones donde hoy por hoy la única manera de poder ver la televisión es a través del sistema de cable, o sea, abonando una cuota mensual.

El gobierno argentino asegura que esta irrupción en un mercado hasta ahora reservado a los operadoras y a las productoras privadas no significa una estatización encubierta del fútbol, aunque a muchos nos parezca lo contrario. Y si no es una estatización, al menos creo que sí puede decirse que es una intervención muy profunda del poder político dentro de la fuente de financiamiento más potente que tiene el balompié: la televisión.

Las federaciones de Irán, España, Grecia y Perú han sufrido recientemente las sanciones (o las amenazas de sanciones) de la FIFA debido a la injerencia de los gobiernos o de los aparatos estatales de esos países. En el caso de la Argentina, desde Zurich nadie ha protestado. “La FIFA no sólo no objeta sino que acompaña la decisión”, reconoció hace unos días José Luis Meiszner, Secretario Ejecutivo de la AFA. La federación admitió también que Julio Grondona había hablado con Joseph Blatter, quien respaldó el paso dado por los clubes.

Don Julio es uno de los vicepresidentes de la FIFA, y ha sido vital en el proceso de elección de Sepp como máximo mandatario del ente rector del fútbol mundial. Tal vez ello explique la falta de interés que el ejecutivo nacido en Visp ha mostrado por la situación que se ha vivido en Argentina en estos días.

La administración Kirchner asegura que a partir de ahora será inflexible con los dirigentes que administren de manera irregular sus clubes, luego de que el Estado decidiera efectuar un borrón y cuenta nueva y pusiera todas sus deudas en cero. Ojalá que al menos esto se cumpla.

Fin del análisis del nuevo statu quo del fútbol argentino desde el punto de vista mediático-empresarial. Pero antes de poner punto final, y casi como un off-topic, no quería dejar de hacer mención a la poco feliz (¿infeliz?) frase de la Presidente argentina en la ceremonia de oficialización del acuerdo con la AFA. En una de sus intervenciones más polémicas desde que asumiera el poder, Cristina Fernández de Kirchner -al referirse a la situación existente durante la vigencia del contrato de exclusividad de Torneos y Competencias– dijo: “Te secuestran los goles hasta el domingo como te secuestran las imágenes y las palabras. Como secuestraron a 30.000 argentinos. No quiero más una sociedad de secuestros. Quiero una sociedad cada día más libre. Hoy es un día histórico”.

La primera mandataria -quien sufrió en carne propia y en la de muchos compañeros de militancia durante la década de los ‘70 los efectos de la represión encarnada por la dictadura militar- comparó de una manera absolutamente irresponsable y banal la imposibilidad de ver los goles y las instancias de los partidos hasta la emisión de los mismos en un programa producido por TyC con la falta de libertad que regía durante la dictadura del llamado Proceso de Reorganización Nacional, que hizo desaparecer a miles de personas en Argentina. Hasta el momento la Presidente no ha pedido disculpas a los familiares de las víctimas del último gobierno militar. Ojalá reflexione y se retracte.

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