Histórico
22 agosto 2009Jose David López

Análisis Serie A: Sin lustro pero con grandeza

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El Calcio siempre ocupó un lugar referencial entre aquellos que domingo tras domingo seguimos con interés el devenir de los campeonatos continentales. Su poderoso físico, lo estudiado de los sistemas tácticos, el rendimiento máximo de plantillas y, desde luego, los ‘profesores’ más deseados de todo el mundo. La Serie A no ha perdido ni un ápice de todo aquello que, deportivamente, le hizo colocarse durante algunos años como el campeonato más atractivo del mundo. Sin embargo, la escasez de mejoras en las instalaciones (que se están quedando obsoletas), lo arcaico de muchos escenarios que otrora fueron inigualables imperios del balón y la mínima capacidad regenerativa respecto al resto de Europa, la han dejado atrás.

Eso se ha traducido en una pérdida constante de identidad que, como no podía ser de otra forma, se ha ido dejando ver en el bajón de sus equipos durante los últimos años. Es complicado destruir el trono inglés en Europa y la alternativa tan seria que les llega desde España, a la que tampoco puede ya ni acercarse. El Calcio necesita un lavado de cara que, por ahora, por tardanza y una incomprendida tranquilidad, ya les ha costado la pérdida de sus dos máximas estrellas (Ibrahimovic y Kaká).

A venta de las dos referencias del campeonato italiano, las que daban lustro y aguantaban el honor del país respecto a sus rivales europeas, encierra una infinidad de motivos. El Milan no tiene solvencia pese a embolsarse cantidades industriales y ni tan siquiera pudo contrarrestar la pérdida de Kaká con un delantero que demanda la afición. Dzeko, Luis Fabiano o Nilmar pasaron de largo por su alto precio, algo que el Milan, este Milan, ya no puede afrontar. Así pues, se conformará quizás con un Trezeguet en estado vegetativo (aunque con caché) y aguantará la campaña post-Ancelotti con un Leonardo cuyo mejor compañero hasta el asiento de San Siro, fue precisamente la falta de dinero para buscar un inquilino de mayor entidad. Con Pirlo y Seedorf cada vez más veteranos y uniéndose a una plantilla que alarga su renovación debido a la nula capacidad económica, no se podrán esperar grandes méritos para los rossoneri.

El ‘vecino’ tampoco anda para tirar cohetes. Se ha marchado Ibrahimovic como respuesta al poder de Mourinho (no le quería debido a sus desplantes) y debido a la necesidad financiera de un Moratti que ‘pescó’ con celeridad en el mercado a jugadores como Milito, Motta, Lucio o Viviano. Perfil medio, poder de grupo, ninguna estrella de relumbrón y mucho sacrificio para la segunda campaña del técnico luso en un equipo que pese a su trienio ganador, no puede competir al máximo nivel con los ‘gigantes’ extranjeros. Además, aún tiene que recolocar a algunos cedidos que no cumplieron en su momento las expectativas y que ahora generan más problemas. Quaresma, Suazo o Mancini serían ideales en otros rincones pero no quieren salir y su caché desciende al ritmo de un Inter que, con demasiados cambios, busca un lavado de cara barato que le de mayor competitividad. Sin Ibra todo será más hermético, sin chispa ni destellos. Avisados están. Etoo llega para ampliar el remate, la eficacia y el espíritu ganador pero, ¿será mejor que la magia de Ibra?

No habría que dejar de lado a la Juventus que, quizás, ha realizado el fichaje más sonoro y mediático del mercado italiano, el del brasileño Diego. Un jugador diferente, capaz de templar el juego, de dominar tiempos y de romper la monotonía de una Vecchia que probará a un ex mito como Ferrara en su banquillo. Con la solvencia y poderío físico de Felipe Melo y Cannavaro, quizás se anhele un par de refuerzos más en defensa, donde el equipo ha naufragado los últimos años y donde siempre se gestó el perfecto entramado táctico de un equipo que, desde un segundo plano que puede serle favorable, intentará definitivamente el asalto al Scudetto tras el fatídico Moggigatte.

Tras ellos, como viene siendo habitual, pelearán equipos competitivos, poderosos en sus diferentes estilos de juego y, sobre todo, motivados campaña tras campaña. La Roma, que no jugará Champions tras el desastre del pasado año, intentará dar juego en la nueva Europa League y volver a participar en la máxima competición. Spalletti sigue y la plantilla es idéntica puesto que a excepción de Guberti (y quizás un punta que puede ser Cruz o Keirrison) sólo se ha confirmado como novedad la compra completa del hasta ahora cedido Motta. En Florencia las cosas siguen igual. Prandelli tiene más y más confianza y aunque ha perdido a Melo, se espera un nuevo destructor. El único fichaje de interés es el del ex juventino Marchionni. El Génova post Milito con Acquafresca, Palacio y Floccari en punta, el Lazio de Zárate tras confirmar su continuidad, el Palermo de Pastore o el Nápoles de Quagriarella-Lavezzi-Hamsik, otros animadores de una Serie A que busca irremediablemente un nuevo ídolo.

Un bajón notable en cuanto a comercialidad del producto, en lo que respecta al carácter mediático de su fútbol y, sobre todo, un golpe de la Liga con muchos euros donde otros apenas ponen peniques. Dos estrellas menos, sí, pero el mismo espectáculo de siempre.

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