Histórico
16 julio 2009Jose David López

Libertadores: Estudiantes vuelve a ser Rey de América

veron-libertadores50 años de Copa Libertadores dan para mucho. Un espectáculo de pasión, desenfreno en la cancha y emoción irrepetible que se volvió a reflejar como no podía ser de otra forma, en un estadio Mineirao absolutamente a rebosar (64.000 espectadores que agotaron las entradas en 4 horas) y con un ambiente tan multitudinario como estridente e imponente. Cruzeiro buscaba su tercer entorchado y, para ello, los de Adilson Batista gozaban de la mínima ventaja que les otorgaba el empate sin goles (0-0) de la Ida y la confianza de ser casi inexpugnable en un estadio cuya presión podía ser el mejor aval de éxito o la primera piedra si las cosas se ponían feas. Estudiantes viajaba a Minas Gerais con confianza, con Verón buscando emular a su padre, con la amenaza de una Gripe A que arrasa en Argentina y con la única idea de clonar el éxito continental que el Pincha no encontraba en más de 40 años.

La única novedad respecto al choque en Buenos Aires era la entrada al once Raposa del central Thiago Heleno, lesionado en la Ida, (sustituyendo a Anderson). Los brasileiros confiaban en el buen momento de su meta Fabio (clave en el choque inicial con sus paradas), la última noche como azulón de Ramires (se marcha al Benfica) y el momento pletórico que vive un Kleber creativo y desbordante. El cuadro de Sabella no presentaba ni un solo cambio. Un esquema fijo, con Verón como organizador, el dúo Desábato-Schiavi en defensa y la pareja ‘Gata’ Fernández-Boselli como punta de lanza. La amplitud del césped, con dimensiones que Cruzeiro sabe explotar a la perfección, así como las jugadas a balón parado, eran desde ya el principal temor de uno y otro equipo en un choque que amenazaba desde la previa con la clara posibilidad de prórroga y hasta penales.

A los estudiantiles sólo les hizo falta templar la posesión en los cinco primeros minutos para frenar cualquier impulso local desde el arranque. Con sentido, sabiendo presionar la salida de balón rival y obligando al Mineirao a silenciar sus expectativas, los de Sabello supieron leer la noche pero no encontraron premio. La ‘Gata’ Fernández, creativo, incisivo y con magia en el último pase, habilitó en dos claras ocasiones a Boselli que, en ambas, estuvo lento y dejó que los defensores le dieran caza justo antes de su remate. Verón, líder jerárquico, ponía el carácter. Estas ocasiones liberaron mucho el partido y Cruzeiro, como siempre en balones colgados al área desde las bandas (sobre todo con el siempre profundo Jonathan) o en las apariciones desbordantes de Kleber desde cualquier zona del choque, reaccionó a medias. Y es que a pesar de dejarse ver en ataque, la presión les invitaba a desear un cambio en la dinámica de un partido que empezó a calentarse justo antes del descanso. Constantes reacciones malhumoradas, revueltas y aspavientos enérgicos, enturbiaron el ambiente, tremendamente alocado.

El Pincha lo tenía controlado pero, como tantas veces, un mínimo detalle desnivela un choque con muy pocas aptitudes ofensivas. Un balón dividido lejos del área envalentonó al mediocentro Henrique, que se armó de fe para disparar con la suerte necesaria como para que Desábatao desviara lo justo e hiciera insulsa el intento de despeje de Andújar. El choque se rompía, Estudiantes buscaba no desorientarse en exceso mientras Cruzeiro crecía moralmente segundo a segundo. Esos metros de libertad para unos y otros sirvieron para que apareciera la magia de Verón, que habilitó a Cellay en banda para que el carrilero la pusiera con acierto en el corazón del área y la ‘Gata’ la empujara para delirio del León. Todo como antes. Todo igualado. Todo por solventar en media hora de infarto.

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Las tornas cambiaron, Estudiantes inclinó la cancha, desorientó su andar Cruzeiro y el Pincha empezó a crecer. Varias jugadas a balón parado y alguna acción por banda derecha, volvieron a dar fuerza a los argentos, que no cesaban en su empeño. Esa alegría encontró todo el premio posible en uno de los miles saques de esquina. Verón de nuevo fue el ejecutor, la pegó con frialdad, al epicentro del terremoto que se lidiaba en el área y apareció con claridad Boselli para sacarse un testarazo alto que desafió la estirada inútil de Fabio. Octavo tanto del ex de Boca, máximo goleador del torneo y delirio estudiantil.

Batista reaccionó de inmediato dando salida a su delantero Wellington y buscando teóricamente más llegadas desde segunda línea aunque para entonces Estudiantes ya había tomado toda la confianza del mundo. Verón reflejó ese carácter de once ganador con un disparo a balón parado que casi se convierte en el gol del torneo. Thiago Ribeiro, con otro ‘bombazo’ desde muy muy lejos, se encontró con el travesaño para suspiro argentino. Varios centros cruzados, milagros que Estudiantes podrá contar como minutos históricos y un sudor interminables que les coronó en una noche mítica. Cambios de última hora, pérdida de tiempo con el oficio que estas noches reclaman y el nerviosismo interminable de un Cruzeiro incapaz de encontrarse a sí mismo durante la final, hicieron el resto. Estudiantes vuelve a reinar cuatro décadas después. El ‘Pincha’ vuelve a ser campeón de América. Enhorabuena.

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