Histórico
27 julio 2009Jose David López

Copa de Oro: México brilla ridiculizando a USA

mexico

Epicentro de críticas por el nulo rendimiento de los últimos años, golpeado por sus constantes tumbos y presionado hasta la extenuación por una prensa que siempre tiene en sus jugadores la más alta de las expectativas, México dio un paso al frente y se coronó rey de la Concacaf con un repaso goleador ante Estados unidos que nadie, absolutamente nadie podía esperar. Atrás quedaron los malos bigotes de Lavolpe, el desafiante periplo de Hugo Sánchez y la catastrófica etapa de Eriksson, pero nunca jamás bajará la coacción sobre un equipo incapaz de cumplir con lo esperado y que vive eternamente en la línea del fracaso y la desesperación.

Bien armado, con jugadores experimentados en campeonatos europeos y siempre basándose en la fuerza global ante la falta de individualidades, la selección azteca olvidó, silenció y derrocó ante Estados Unidos B (que nadie olvide que los de Bob Bradley tienen un equipo alternativo). Olvidó sus temores, esos que le habían impedido rendir a buen nivel en el torneo y que le colocaron en la final tras una mítica tanda de penaltis ante Costa Rica. Silenció los críticos, que ahora volverán a cometer el error de pensar que sus chicos están preparados para el salto definitivo pero, sobre todo, derrocó el supuesto dominio yankee en una confederación que había quedado atemorizada por el nivel que había exhibido Estados Unidos en la Copa Confederaciones hace unas semanas. México respira, por ahora.

La final esperada por todos había tomado forma tras unas semifinales angustiosas donde unos se aliaron con la suerte desde el punto fatídico y otros cumplieron sin lujos. No existieron excesos, brillantez ni jugadores determinantes pero Honduras, Costa Rica o Canadá, supuestamente aquellos que podían romper el plan pre-establecido por todos, se mostraron incapaces de forzar la sorpresa. Aguirre llegó pues a su primer final tras su regreso al Tri mientras Bradley, elogiado hasta la extenuación estas semanas, podía completar un año perfecto si se coronaba de nuevo campeón como en la pasada edición. La poca confianza con la que ambos llevaban al acto final dejó una primera parte insulsa, impropia de una cita que debe dar lustro al mejor equipo de la zona y reflejo fiel del escaso bagaje ofensivo que unos y otros habían mostrado hasta ahora.

Sin embargo, en la reanudación el partido enloqueció. Clave fue el cambio de Carlos Vela por Medina. El joven Gunner, a muy bajo nivel y frenado en los últimos años, sacó la cabeza en el momento justo y con su compañero de ‘quinta’ Giovanni Dos Santos, reactivó el ataque mexicano para romper la balanza apenas diez minutos después de volver de vestuarios. La movilidad de ambos permitió sacar reparos y en una acción rápida el ex del Barcelona (que ha sido galardonado como el mejor jugador del torneo), la defensa estadounidense picó y le derribó inocentemente en el área para enloquecer la tarde noche en New Jersey. El capitán, Torrado, asumió el liderato, no erró y el guión cambió por completo ya que Bradley no tardó ni un minuto en mandar a sus chicos adelante, adelantar la línea defensiva y asumir riesgos.

Con los centrales casi actuando como mediocentros y las apariciones en velocidad de los dos niños bonitos del Tri (Vela y Giovanni), el partido iba a tomar un cáliz inesperado que fracturó por completo las previsiones y que colocó a México en una fiesta inesperada pero tremendamente necesitada. Una arrancada por banda izquierda de Vela que definió con facilidad Dos Santos, una vertical del chico del Tottenham para que el del Arsenal la picara con sutileza ante la salida de Troy Perkins, una nueva asistencia del cancunés para que Castro coloreara las mejillas del rival y el definitivo de Guille Franco ajustando su disparo lejano al poste, redondearon una noche mítica para México.

El banquillo más dubitativo del planeta fútbol, la hinchada más exigente, la prensa de mayor presión…todos se rindieron ante una noche que les coronó como campeones de la Concacaf por quinta vez en su historia. Ahora toca refrendar esta mejora en las eliminatorias mundialistas (actualmente está fuera de plaza para Sudáfrica 2010). Aguirre, que tras cumplir tres partidos de suspensión volvió para la final, conquistó su primer triunfo de quilates tras su regreso mientras Bradley (diplomático), que pese a su gran año no ha logrado imponerse en ninguna de la dos finales disputadas, argumentó que acudió al torneo sin presión y que para ellos se trataba de un laboratorio de pruebas para el futuro. El estadio de los Giants volvió a colocar como ‘gigante’ americano a los aztecas. Calma… ¿hasta cuándo?

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