Histórico
8 abril 2009Francisco Ortí

Mark vuelve a la corte

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Durante la década de los 80, las playas de la Costa Brava tenían un inquilino diferente  a los demás. Era un niño de pelo rizado y mal carácter, que siempre vestía con orgullo la camiseta del FC Barcelona. Se identificaba por completo con los colores azulgrana, los que deseaba defender algún día como futbolista profesional. Nada le diferenciaría de la mayoría de chavales catalanes de no ser porque bajo los rizos se encontraba un niño de Maasbracht, provincia de Limburgo. Era holandés, y lo de hablar español no se le daba no se le daba demasiado bien.

Muchos años después, ese niño de cabello rizado pudo cumplir su sueño. En junio del 2005, Mark Van Bommel anunció que abandonaba el PSV Eindhoven después de seis temporadas para mudarse a España, donde jugaría para el Barcelona. “El símbolo de Catalunya”, declaró el holandés todavía sin dominar el español. El poderoso centrocampista se encontró en el Camp Nou con un equipo repletos de estilistas y debió pensar que sería necesario destacar por su fuerte carácter antes que por su capacidad técnica, y se centró en el fútbol subterráneo.

En Barcelona vivió posiblemente el que fue su mejor año como futbolista. En apenas doce meses levantó cuatro títulos: una Copa de Europa, una Liga, y dos Supercopas de Europa. Su particular año erasmus le valió para reforzar su amor por la entidad culé y, aunque salió por la puerta de atrás, su corazón se confiesa azulgrana. Este miércoles, Van Bommel pisará de nuevo el Camp Nou, será la primera vez que lo haga desde que se marchó y será para defender al Bayern de Munich en los cuartos de final de la Champions League. No es mal motivo.

Van Bommel es un centrocampista dotado técnicamente, con un gran disparo de media distancia, pero sus cualidades suelen quedar veladas por su fuerte y explosivo caracter. El holandés de buenos modales lejos del césped, pierde con frecuencia los papeles sobre el terreno de juego. Su currículum está repleto de tachones por cuestiones antideportivas, y pese a que jugó una temporada en España, el país le recuerda por el corte de manga que le dedicó al Santiago Bernábeu (en la foto) después de marcar un gol durante un partido de la Liga de Campeones frente al Real Madrid en el 2007.

“Tengo que disculparme. No se lo he dedicado a la afición, sino a un jugador. Quiero pedir perdón a la afición del Madrid, era mi primera vez en Madrid y normalmente no hago esto”, comentó el holandés arrepentido, aunque no se innovadora sanción de la UEFA. Fue obligado a promocionar el juego limpio entre los jóvenes.

Tres años después de que abandonara el Camp Nou, Van Bommel regresa a Barcelona como capitán del Bayern de Munich y piel de cordero. “Somos conscientes que nos enfrentamos al mejor equipo del mundo”, expresó el holandés. Durante los días previos al encuentro, Van Bommel ha exhibido su fanatismo azulgrana. “Es muy emocionante poder volver a jugar en Barcelona y ante a un equipo que está jugando a un nivel altísimo. Será la primera vez que vuelvo al Camp Nou. El hecho de volver a la que fue mi casa es muy especial para mí”, comentó.

Asegura que se abrazará con todo el mundo, que le costará enfrentarse a sus compañeros, que no celebrara un gol si lo marca, aunque en medio de tanta nostalgia no pierde el carácter. “Quiero ganar y si tengo que pegar, pegaré”. Mark vuelve a la corte (¿de manga?).

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