Histórico
9 abril 2009Jose David López

Hiddink, el ajedrecista de Anfield

chelsea

Nos preguntábamos cómo se podía romper la equidad en un partido que históricamente nunca pierde el control. Queríamos saber si se podía mitigar la fortaleza defensiva a base de alternativas que, por lo visto anteriormente, fracasaban con estrépito una y otra vez. Pero, sobre todo, pretendíamos lanzar la interrogante sobre la suerte o capacidad de quien se estrenaba en semejante choque entre gigantes casi ‘vecinos’. Guus Hiddink no reparó en novedades y rompiendo quizás hasta los planes esperados por Benítez, sorprendió a los Reds con un juego de extremos con Malouda y Kalou como estiletes en lugar de Mikel y Anelka. Pretendía mayor profundidad, opciones ofensivas, dinamismo y menos batalla táctica, lo que todos esperábamos y sólo él evitó con un par de movimientos en sus fichas.

Esta vez la indestructible fidelidad de Anfield con los suyos, a los que empuja con fervor en noches continentales, sólo dio para que Fernando Torres abriera el marcador nada más iniciarse el choque. Una jugada eterna con eterna lucha en el área Blue que acabó remachando el madrileño a placer pero que, en contra de lo que parecía encarrilar, supuso un aire renovador para el Chelsea, que se vio necesitado y obligado a forzar, algo que abrió el partido mucho más de lo que estaba escrito en cualquier análisis previo. Antes del descanso apareció el protagonista absoluto del partido, un Ivanovic (al que siempre he elogiado como sabrán los que visitan El Enganche) contundente en los saques de esquina y letal en una eliminatoria que rediseñó por completo con dos testarazos mal defendidos por la casi siempre justiciera zaga Red.

Sin tiempo para asimilar el golpe y anhelando un respiro que les diera fuerza, el Liverpool decidió arriesgar pero el Chelsea, con el once ya citado, estaba preparado hasta los dientes para las contras, que terminaron siendo fulminantes. Cuando Ivanovic evidenció la mala noche defensiva de los locales con su segundo cabezazo, Benítez sucumbía con un intento desesperado de mejorar el resultado con la entrada de Babel. Sin embargo, una arrancada en velocidad con tres toques permitió finalizar una jugada estéticamente perfecta a Drogba, que se montó un baile en una de las esquinas de un desconsolado Anfield. Marcador revelador.

Hiddink llegó, trastocó los planes pre-establecidos, jugó descaradamente con las intenciones de su rival y lo machacó rumbo a unas semifinales que lo traerán de vuelta a España. Salvo milagro en Bridge, el sueño del Spanish Liverpool se cierra en cuartos pero el de Guus, grande y ambicioso, seguirá adelante con su imparable ‘apaga-egos’. El mago holandés ya tiene un cheque en blanco de Abramovic en su puerta.

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