Histórico
9 marzo 2009Pablo Aro Geraldes

Una de piratas (2 de 3)

sulaiman-al-fahimEl club de un país

Si para Abramovich el Chelsea es su capricho de millonario, para Abu Dhabi el Manchester City es una inversión estratégica para que el emiratos no dependa sólo del petróleo. El club pasó a ser una política de estado y el dinero no es un problema: el patrimonio de la familia real dubaití se calcula en 730 mil millones de dólares.

La Presidencia de los Emiratos Árabes Unidos nombró a un responsable del emirato de Abu Dhabi, Jaldun Bin Mubarak, como nuevo presidente del club celeste. El jeque Mansur destacó que desea que el City se meta entre los cuatro mejores de la Premier League y apunta a las copas europeas.

El consorcio emiratí Abu Dhabi United Group & Investment compró en septiembre al club por 313 millones de dólares y puso como abanderado de la nueva cara futbolística al brasileño Robinho. El dinero sobra y los hinchas parecen felices. Noel Gallagher, guitarrista de Oasis, es un fanático de los ‘Citizens’ y aprovechó para burlarse de sus rivales de toda la vida: “Está bueno tener a un jeque como dueño: de cada libra que un hincha del Manchester United gasta en gasolina, unos peniques son para que compremos al próximo jugador, je”.

Si detrás del City está el emirato de Abu Dhabi, el dueño anterior no era tan poderoso, pero algunos ahorritos tenía. Thaksin Shinawatra, ex primer ministro de Tailandia, derrocado el 19 de septiembre de 2006. Antes de meterse en política ya se había convertido en el tailandés más rico, aunque antes de ser Primer Ministro transfirió todas sus empresas a su familia. La Shinawatra Computer Company creció rápidamente gracias a contratos firmados con el Gobierno y el monopolio de la telefonía celular, la televisión por cable y hasta satélites de comunicaciones. A diferencia de Abramovich, no es un magnate cool: desprecia al periodismo e insulta a sus opositores. Lo derrocó un golpe de Estado perpetrado por el Ejército Tailandés y se exilió en Londres. Enseguida se aclimató a Inglaterra y siguió haciendo negocios. Hace un año desembolsó 150 millones de dólares para comprarse al Manchester City.

Acostumbrado a la autoridad, no le gusta que lo contradigan. Por eso no le importó qué pensaba el entonces técnico Sven-Goran Eriksson y fichó a tres juveniles tailandeses cuyo nivel sólo él conocía. Sí le hubiera gustado al sueco que cumpliera con su palabra de invertir 265 millones de dólares para esta temporada; hablaba de Messi, Ronaldinho y Kaká, nada menos.

Entre otros juicios, Shinawatra está acusado por conceder un préstamo por 170 millones de dólares a la Junta militar de Myanmar, actuando como primer ministro, para que el su país vecino comprara la empresa Shin Satellite… de la familia de Shinawatra. En octubre la Justicia lo condenó a dos años de prisión por corrupción: en 2003 había comprado inmuebles a precios baratos en el centro de Bangkok y los enajenó a su esposa cuando tomó el gobierno. Nada que no se haya visto por estos pagos.

4196747Buscados

El tailandés no es el único prófugo de la Justicia. La otra historia empieza en Tel Aviv, donde reside la familia del empresario ruso Alexander Gaydamak. En una fiesta con 1.500 invitados, este muchacho de 29 años le compró al serbio Milan Mandaric la mitad del Portsmouth por 28 millones de dólares. Terminada la fiesta voló a Inglaterra y puso 15 millones más para comprar al zimbabweño Mwaruwari y al nigeriano-polaco Olisadebe

El año pasado Gaydamak abonó el otro 50%. ¿Quién es este misterioso ruso, mucho menos conocido que Abramovich? La fortuna la tuvo desde la cuna, hijo del magnate Arkady Gaydamak, quien además tiene ciudadanía angoleña, israelí y francesa. ¿Raro? A sus cuatro pasaportes le suma un pedido de captura internacional ordenado por Francia por contrabando de armas a Angola. Gadymak padre es además un importante comerciante en diamantes y su empresa tiene, justamente, oficinas en el Edificio del Diamante, en Tel Aviv. Para completar su perfil extravagante, la familia tiene inversiones petroleras en Siberia, bodegueras en California y cuenta con varias empresas tecnológicas en Silicon Valley… y ya que no puede salir de Israel se compró al Betar Jerusalem, para entretenerse con el fútbol.

“Quiero aclarar que mi padre no tiene ningún nexo con mi negocio en el Portsmouth”, anticipó el joven Alexander a los voraces diarios británicos. Su contacto con el fútbol inglés llegó a través de Abramovich, quien le aconsejó invertir en el Portsmouth como agradecimiento a un contacto que los Gaydamak le hicieron con otro empresario en diamantes, quien se prestó a ser testaferro de Abramovich en la compra del 75% del  Hapoel Tel Aviv. Las malas lenguas (y también varios fiscales) dicen que estos millonarios rusos invierten en clubes para lavar el dinero cuya ganancia no pueden justificar.

Este artículo forma parte de la serie “Una de Piratas” que consta de tres partes.

Contacta con El Enganche




Nuestras redes sociales

 

Contacta con nosotros

Puedes ponerte en contacto con El Enganche a través de este formulario.

Envíanos tus consejos, dudas, quejas o sugerencias para ayudarnos a mejorar. Rellena el formulario y haznos llegar tu mensaje. #yosoyenganche