Histórico
5 marzo 2009José Mendoza

Apareció Messi, respiró el Barça

messi-celebra-su-gol-ante-el-mallorca-(Fuente:Marca)Acudió Messi al rescate del Barcelona. El argentino entró en la segunda mitad para forzar la expulsión de Josemi, anotar el gol del empate y hacer añicos el sueño del Mallorca. Se verá las caras en Mestalla, allá por el 13 de mayo, con el Athletic de Bilbao, en el que será un bonito guiño a la historia.

Pero la decisiva aportación de Messi no evita que las dudas en torno al juego del Barça desaparezcan. Fueron los culés un equipo vulgar y previsible que jugó con fuego, pues el Mallorca se puso por delante, falló un penalti y jugó con uno más 15 minutos.

Los suplentes de Guardiola no supieron solventar una eliminatoria encarrilada con el 2-0 del Camp Nou. Si hay que reprocharle algo al técnico azulgrana es su escasa confianza en los secundarios, sobre todo en ataque. Esta inseguridad luego se ve reflejada en citas como esta. Jugadores como Bojan o Hleb apenas contribuyeron después de casi un mes sin aparecer en el campo. El canterano, desde la ida, el bielorruso, desde el Betis.

Hasta la aparición de Messi, el conjunto culé no creó una sólo acción de peligro, salvo una jugada individual de Iniesta. El manchego, por cierto, retornaba al equipo y jugó una hora. La primera mitad transcurrió sin alma. Se añoraba el ritmo y la tensión vividos unos minutos antes en San Mamés.

Al filo del descanso apareció la pierna izquierda de Castro para mandar el balón a la escuadra de Pinto y darle vida a la eliminatoria. El Mallorca estaba a un gol de la final. Pese a ello, Manzano mantuvo la pauta desarrollada en toda la Copa, dejando en el banquillo a varios titulares. Aduriz, Jurado, Varela, Nunes y Aouate eran los principales ausentes.

El conjunto bermellón apretó en la reanudación. Se le anuló, correctamente, un gol a Webó y Martí falló un penalti poco después. Cáceres derribó a Castro y Rubinos Pérez acertó al señalar pena máximo y expulsar al uruguayo. El Mallorca tenía permiso para soñar con la final de Mestalla, pero Pinto ganó la guerra psicológica. El guardameta le indicó al mediocentro que se tiraría hacia su izquierda. Martí cayó en la trampa y Pinto despejó con los pies.

Ahí se esfumaron las ilusiones bermellonas. Aduriz entró demasiado tarde y Jurado ni siquiera lo hizo. Le faltó convicción a Manzano, que pudo haber sido más ambicioso al tener a su rival con un hombre menos y contras las cuerdas. Entonces fue cuando apareció Messi y se apagaron las luces del ONO Estadi.

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