Histórico
25 septiembre 2008Jose David López

25 años de ‘Goikos’ y ‘Pelusas’

Diego Armando Maradona pasará a los anales del deporte rey por sus arrancadas, celebraciones y conflictos extradeportivos, pero dentro del césped también vivió momentos para el olvido, auténticas pesadillas que, en algunos casos, también se recordarán eternamente. El ex jugador del Athletic de Bilbao Andoni Goikoetxea (ahora técnico), tiene un caché bastante inferior al del crack argentino pero, sin embargo, todos le conocen por su minuto de ‘gloria’ junto al ‘Dios’.

Corría un 24 de septiembre de 1983 y el Barcelona de Maradona visitaba San Mamés. Dos goles tempraneros de los azulgrana les dejaron la victoria muy encarrilada pero en el ecuador de la segunda mitad, en una acción tremendamente fuera de tono, el citado Goikoetxea se excedió en una entrada sobre el ‘10’ que le dejó tremendamente dolorido. Aquella entrada, violenta donde las haya, supuso la primera lesión seria de Maradona pues le fracturó de inmediato en tobillo izquierdo.

‘La Catedral’ se estremeció en silencio ante los gritos dolorosos del ‘pibe’, que conocía en sus carnes las sensaciones de toparse con un marcaje férreo que sufriría años después en Nápoles. Pese a que la entrada fue totalmente estremecedora, el colegiado Bartolomé Jiménez Madrid, sólo amonestó con cartulina amarilla al zaguero bilbaíno, que posteriormente sería castigado con 18 partidos de sanción rebajados finalmente a diez jornadas. Diego fue la víctima y eso siempre vale su peso en oro.

Se dice que el gran ‘Quini’ pasó la noche en el hospital con Maradona para animarle, también que Menotti pidió excusas airadamente, repitiendo constantemente aquello de “¿Debe morirse alguien para tomar medidas?”, pero lo realmente oficial es que ‘Goiko’ aguantó tras esa acción una constante de insultos, críticas y amenazas que hoy le hacen ver aquello de una manera singular.

Sin ir más lejos, aún guarda minuciosamente aquellas botas con las que lesionó al más grande, ya que siente que es una parte de sí y que le ayuda a recordar los momentos que pasó: “No quiero que se malinterprete. No los conservo como el que conserva una pieza de caza. Simbolizan para mí la cruz y la cara del fútbol. Por un lado, el acoso que sufrí tras la lesión de Diego; por el otro, lo emotivo que resultó el homenaje de San Mamés”, dijo esta semana.

Aquellos gritos de Diego entraron directamente en la historia del fútbol español y ahora, un cuarto de siglo después, ambos protagonistas aseguran no guardarse ningún rencor. Al fin de al cabo, sólo fueron tres meses de baja que, con los años, demostraron no pasar factura pues un Mundial (México 1986), hacer campeón al Nápoles y ser el mejor jugador del mundo, son fiel reflejo de que Maradona quedó bien ‘reparado’.

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