Histórico
7 junio 2007Jose David López

El Diablo que perdió el crédito

Decían hace años que el elitismo reinante en el fútbol europeo iba a pasar a mejor vida y que, con el, los equipos y selecciones punteras iban a vivir épocas problemáticas. La igualdad que sacude actualmente a la Europa futbolística es un hecho que no se puede ocultar. Ya no se ven goleadas, no hay rival débil y, sobre todo, nadie da una pelota por perdida en ningún momento. El grande por jugarse su orgullo y el pequeño porque está ante la ocasión de su vida.

Entre esos apuros, hace años era raro pensar que Francia sólo pudiera ganar por un tanto a Georgia o que una selección tan pobre futbolísticamente como Armenia, cortara la racha de Polonia que, sin estar al nivel de antaño, si es mucho más constante que otras. La gran debacle dentro de estas sorpresas viste de rojo, un día se ganó el apodo de ‘Diablos’ y llegó a jugar unas semifinales mundialistas (1986).

Naturalmente, Bélgica vive encuadrado en un nivel medio bajo dentro del panorama actual. No sólo porque no se capaz de recuperar el nivel exhibido por los Scifo, Preud’homme, Van der Elst o Jean-Marie Pfaff, que recuerdan que cualquier tiempo pasado fue mejor, sino porque las sensaciones no son nada halagüeñas. René Vandereycken, actual seleccionador, tiene en cada convocatoria a jugadores con calidad, con cierto poder específico en sus respectivos equipos y hasta con alguna estrella para el futuro (De Mul o Vanden Borre), pero el grupo no ofrece los rasgos de competitividad que exige el fútbol actual.

Buffel, Van Damme, Van Buyten, Dembele, Martens, Huysegems, Kompany,… nombres que se han quedado muy por debajo de lo que se esperaba o que, desde luego, no son capaces de mostrar su mejor versión cuando forman grupo. Finlandia les pasó por encima este miércoles (2-0) en un partido en el que hasta un búho parecía dispuesto a indagar en la herida de los ‘flamencos’ que dicen adiós a la Euro 2008 justo un año antes de su comienzo.

Ese estancamiento del combinado nacional no es ajeno al campeonato liguero donde, salvo excepciones, los mejores jugadores siguen siendo extranjeros algo que, además, fomenta que los clubes sigan reforzándose en el exterior y descuidando el ya mermado fútbol base. Hace mucho que no vemos a un Anderlecht con poderío en Europa o a un Brujas intimidador en UEFA, por no recordar al mítico Malinas del 88 y es que en aquella época, el prestigio de los Diablos estaba en apogeo. Lo peor es que la actual parece otra generación perdida y empezar de cero se antoja un nuevo paso atrás.

Foto:AFP

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