John O´Shea no tiene enorme calidad, no es un excelente defensor y nunca podría catalogarse como un jugador de leyenda para el Manchester United, pero gracias a su sacrificio y a su incansable carácter cumplidor, se ha convertido los últimos años en el perfecto comodín para tapar cualquier ‘parche ‘ de emergencias. Hasta este sábado, el irlandés podía sacar pecho, entre otras cosas, por haber vestido de Red Devils durante más de 215 partidos, de ser una pieza básica en las largas temporadas de Ferguson e incluso de reconocérsele que como jugador de equipo no tiene precio pero, un sólo toque en el minuto 92 de un clásico ante el Liverpool, lo va a idolatrar de por vida como el jugador que logró sentenciar a la prepotencia del Chelsea.
El choque en Anfield explicó en sólo 90 minutos, toda la carrera del internacional. Producto de la académica cantera del United, O´Shea entró muy pronto en escena y debutó con 19 añitos. Como no era precisamente un jugador que destacara tomando la iniciativa o riesgos, apenas llamaba la atención y fue cedido al débil Bournemouth y al belga Royal Antwerp. En ninguno de ellos tuvo un actuación estelar y apenas sumó minutos pero, contra todo pronóstico, se quedó en la primera plantilla del United.
Un profesional por decreto como John, nunca ha levantado la voz, probablemente nunca lo hará, pero ayer, cuando por enésima vez debía cumplir tapando con urgencias el arreón del Liverpool, se le ocurrió subir a rematar un saque de falta y terminó por lograr el que, seguramente, vaya a ser el gol más importante de su vida. O´Shea es ya, historia viva.