Tenía un pie y medio en la Serie B a petición de un fiscal y se le venía encima todo el organigrama deportivo empezando por la segura marcha de Kaká. Hoy se ha sabido que podrá incluso jugar la Champions, lo que hace el interés…
Entre otras cosas, el principal culpable de que todo ese escándalo haya llegado al Milan es Adriano Galliani, que hasta este pasado junio, no sólo era vicepresidente del club, sino que además era el presidente del Calcio. Como máximo responsable del campeonato italiano es inaceptable que permitiera ese “paraíso” de ilegalidades a favor de unos pocos entre los que, naturalmente, se encuentra.
Ese mismo día, apareció una figura cuanto menos emergente en lo que se refiere al respeto que infunde, pero en lugar de poner algo de lógica a un asunto ya enrevesado por sí sólo, el bueno de Silvio Berlusconi se sacó un llamativo argumento afirmando que estaba “aterrado e indignado por la solicitud del fiscal, ya que el Milan no gozó nunca de favores de los árbitros, al contrario, ha sido víctima de los que se concedían a otros clubes”. De pena…
Así pues, “esos” que hace tan sólo unas semanas estaban enloquecidos, ahora se ríen de toda la Europa futbolística. Que sino podemos presumir de un equipo que aprovechó su poder para cambiar la trayectoria natural del juego, del deporte en sí, de los aficionados que veían sobre el césped o en casa los partidos.
Una vez más el dinero, el poder, y los intereses de unos “pocos” ilegales, se imponen a la lógica y a la moral. La UEFA se volvió a rebajar y el equipo lombardo se rie de Europa.