Histórico
1 enero 1970Jesús Camacho

Barcelona: ¡Viva la Vida, Pep¡

Dijo en una ocasión César Luis Menotti que el fútbol era tiempo, espacio y engaño, pero la citada teoría futbolística resulta tan compleja y a su vez tan sencilla que solo unos pocos son capaces de llevarla a la práctica tomando la pelota como herramienta fundamental de trabajo. De entre ellos, solo los privilegiados conseguirán llegar al éxito defendiendo esta filosofía. Y de entre estos pocos, muchos menos lograrán dilatar en el tiempo y el espacio el citado éxito para convertir a un equipo en legendario a través del arte del engaño, y una idea en paradigma del juego. Para ello además de valentía se necesita talento y el escenario perfecto en el que expresarlo. Y Pep Guardiola, desde el primer día que se enfundó la piel de entrenador del Barça, eligió La Masía y el Camp Nou como escenario perfecto para generar los recursos necesarios para exprimir al máximo el talento y sublimar una filosofía que de su mano conoció sus cotas más altas de grandeza y ejemplificación.

Ahora es sencillo subirse al carro de la leyenda para enaltecer la figura de Guardiola, su desempeño e imborrable huella como entrenador, pero no siempre fue así, pues durante este largo trayecto Pep tuvo que tomar numerosas y complejas decisiones con un porcentaje elevadísimo de aciertos. Una base esencial de trabajo  con la que logró que sus futbolistas interpretaran maravillosamente sus conceptos como entrenador. Un  producto que fue fruto del entrenamiento, de lo que se trabajó entre las bambalinas del fútbol, en los campos de entrenamiento, mucho más allá de la simplicidad de las palabras, que teniendo gran peso en el Universo de motivación del técnico de Santpedor, no fueron lo más importante. El concepto de juego de Pep fue mucho más allá de la simple mención del fútbol de toque, en la filosofía de juego de su equipo los tiempos los marcó la inteligencia, los toques fueron los necesarios para encontrar el espacio y, el movimiento se efectuó y estudió meticulosamente para ocupar con sentido y eficiencia el citado espacio.

Y tras los infinitos rombos y triángulos ofensivos que definieron al Barça en derredor de un escenario y un balón, llegó el momento del engaño, el ilusionismo, el desborde, el pase genial, el amago. El instante culminante de la jugada que definió al mejor futbolista del mundo, que condujo a su equipo a la variable del fútbol más complicada de entrenar: el gol.  Pues en el Barça de Guardiola, en la guerra de los egos del balón cada uno tuvo su propio rol y aquel que se salió del guion chocó frontalmente con el filósofo de la pelota. Un filósofo que supo hablar con la palabra y utilizar la medida de lo correcto a través de los silencios de la palabra. Aquel que en esencia demostró conocer lo que el Barcelona representaba, que nacido y criado a la sombra de un árbol de raíces y entorno azulgrana, como dijo Evarist Murtra, supo en todo momento lo que le convenía al Barça.

Le preguntaron a Pep en rueda de prensa con qué momentos se quedaba de sus intensos cuatro años al frente del primer equipo azulgrana, pero Pep prefirió recordar y quedarse con los afectos personales, la intensa relación emocional con sus jugadores, sus colaboradores. Y en cierto modo le asistía el peso de la razón, pues los citados instantes quedaron para la leyenda, la historia y será la que los recuerde, los juzgue. Como dijo Iniesta cuando le preguntaron si había soñado de niño con hacer aquel gol que firmó en Stamford Bridge, donde todo comenzó y recientemente concluyó: Algo tan difícil es imposible de soñar.

Y ni en sus mejores sueños, Pep podría haber soñado cuando todo comenzó con llevarse 13 de los 17 títulos en juego y, sobretodo con lograr que su equipo jugara un fútbol tan cercano a la perfección, con ver plasmadas sobre los 107 x 72 del Camp Nou las jugadas imposibles que imaginó en su cabeza. Aquellas que tenía grabadas a fuego desde que formó parte integrante de una filosofía con matices de Dream Team y el estilo de una figura representativa llamada Johan Cruyff, que le marcó profundamente. Porque aunque el alumno superó sobradamente al maestro, es imposible hablar de Guardiola sin citar al holandés que modificó el modo y la forma de jugar al fútbol. Un estilo que Pep hizo propio, defendió y sublimó para hacerlo crecer, incorporando ideas propias y ajenas acumuladas tras muchos años de aprendizaje y observación. Las ideas de un futbolista legendario que sin ser consciente de ello, (con aquel GPS que tiene en su cabeza) siempre fue entrenador y fue gestando la creación del mejor Barcelona de la historia. Aquel para el que el parco pero preciso Cruyff encontró la mejor definición: “Solo dos equipos, el Madrid de Di Stéfano y el Ajax de los setenta, habían sido capaces hasta ahora de reinventar el fútbol como lo hizo el Barcelona de Guardiola”.

Por ello, tras cuatro años de fútbol total, el 27 de abril de 2012 jamás será un día más, será el día en el que Pep puso fecha final a una historia inolvidable que pretende encontrar continuidad en la figura de su fiel Tito Vilanova pero vivirá seguro su momento más intenso un día después de su salida de su despacho técnico del Camp Nou. Día 1 tras la marcha de Pep, en su domicilio particular suena una canción, no por más veces oída deja de tener sentido para el de Santpedor, mucho más en este momento en el que las primeras estrofas de la que fue su canción cobran si cabe mayor sentido en su corazón que galopa y rueda a ras de la leyenda.

Una sensación de vértigo le embarga y abruma cuando las notas de Coldplay atraviesan el colorido prado azulgrana de su memoria, cuando la intensa letra de Viva la Vida golpea la puerta de sus recuerdos. De un tiempo y un espacio en el que empleando la pelota como engaño, fue feliz convirtiendo en arte y realidad un concepto de juego ya existente, pero que hasta su llegada no encontró la perfección y excelencia perteneciente a un mundo onírico e imaginario:

Yo solía gobernar el mundo

Los mares se alzaban cuando yo lo ordenaba

Ahora en la mañana yo barro solo

barro las calles que solía poseer

Yo solía tirar el dado

Sentir el miedo en los ojos de mi enemigo

Escuchaba como la gente cantaba:

“Ahora el viejo rey está muerto, ¡larga vida al rey!”

Viva la vida, y tu idea del fútbol Pep…

También te interesa: FC Barcelona: Anñalisis de nobleza futbolística o FC Barcelona, el depredador amable

Síguenos también desde Twitter y Facebook

Barcelona: ¡Viva la Vida, Pep¡, 5.0 out of 5 based on 4 ratings

Contacta con El Enganche




Nuestras redes sociales

 

Contacta con nosotros

Puedes ponerte en contacto con El Enganche a través de este formulario.

Envíanos tus consejos, dudas, quejas o sugerencias para ayudarnos a mejorar. Rellena el formulario y haznos llegar tu mensaje. #yosoyenganche